Kohunlich y el Templo de las Máscaras: legado maya en Quintana Roo
La inequidad y la vacuna
El Presidente con Coronavirus. Hasta cuándo no habla, acapara la atención y deja en evidencia la falta de oficio de su equipo y la ausencia de alguien que haga entrar en razón al titular del Poder Ejecutivo.
Inconcebible que el Presidente no haya sido vacunado en la primera ronda de las vacunas de Pfizer que compramos o que nos regalaron en enero de 2021.
Inconcebible. El Presidente era, por lógica, un asunto de seguridad nacional.
El caso es que se nos enfermó y por fortuna la pasa como en “día de campo” con el bicho.
Mientras que se reponía, las versiones de gravedad de un padecimiento cerebral fueron ganando terreno hasta que a sus colaboradores se les prendió el foco y lanzaron al mercado un video en el que se constata que el Presidente ni tiene parálisis facial, ni problema para hablar (no al menos más graves de los que ya tiene de costumbre) y tampoco arrastra la pierna como se rumoraba.
Pero siempre existe la posibilidad de que ante el problema de salud, el Presidente se sensibilice de la gravedad de la Pandemia.
Por fortuna, la esposa de Andrés Manuel, Beatríz, no tuvo que peregrinar para intentar encontrar una cama de hospital para que atendieran a su esposo, ni deambular por todo el Valle de México intentando comprar en el mercado negro un cilindro de Oxígeno en 40 mil pesos o ser extorsionado para llenarlo del gas.
Para no hablar, por fortuna, de las filas para tener una sala de funeraria donde se puedan recibir pésames de nadie.
O de las filas para cremar un cuerpo, o de las filas para enterrar un cuerpo.
La pandemia será para AMLO el distintivo equivalente a lo que para EPN fue Ayotzinapa o para Calderón el inicio de la guerra contra el narco.
Sabe AMLO lo que se juega con el asunto de la vacunación.
Sabe que de ello depende no solo la recuperación económica desde el -8.5% que se estima en primera lectura por el Inegi.
El asunto de la vacunación es crítico en todo el mundo, habría que reconocerlo.
Al 31 de enero un total de 94.4 millones de seres humanos ha recibido su vacuna a ritmos de 4.47 millones por día en 62 países del mundo.
Al momento, el país con más avance en el reto es Israel que tiene al 52 por ciento de su población vacunada, siguiéndole los Emiratos Árabes Unidos con el 29%, el Reino Unido con el 13.2% y Estados Unidos con el 9.3%.
México no ha podido avanzar más de 0.5% de su población y será hacia mediados del presente mes cuando se destrabe el atorón.
Ilógico resulta que no se haya atendido a la población del primer frente en hospitales públicos y privados, pero ya haya maestros en Campeche que se hayan vacunado.
Mientras tanto, esta pandemia está dispuesta a sentar precedentes históricos y a obtener de la humanidad lo peor de ella: la injusta distribución de las vacunas ya causa estridencia y provoca caer en conciencia de lo mucho que tiene que avanzar el hombre para entender el verdadero significado de humanidad.
Al momento, los países ricos han realizado una compra de 3.4 vacunas para cada uno de los mil 236 millones de habitantes de países ricos, mientas que los 3 mil 500 millones de habitantes de los países más pobres tendrán que conformarse, al momento con la compra de 713 millones de dosis, lo que significa que a cada ser humano corresponderá 0.2 dosis por persona.
Injusticias adentro y afuera.
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