Visión financiera
Qué quiere el quintanarroense
Años van, años vienen, ya ganó la oposición, ha cambiado la forma de ver el mundo, es Quintana Roo uno de los pocos estados en que los ciudadanos creen más en las redes sociales que en la radio y en la televisión, pero, sin embargo, los políticos no entienden que deben cambiar.
Es de risa ver cómo ellos –y algunos colados ignorantes– creen en sus mentiras, ridículo ver cómo de nuevo utilizan sus tácticas de acarreo, de vender espejitos a líderes de colonias y piensan que por regalar una cubeta o un pan obtendrán el jugoso hueso.
Da pena ajena que en el mundo electorero se vean las mismas caras, con las mismas mañas, sin tomar en cuenta que la mentalidad del votante –hastiado de tanta falacia– cambió ya su mentalidad y voto.
A muchos no les gusta trabajar, les gusta ganar solamente por su estatus o por el dinero de padrinos, que anhelan volver a sentir poder.
Vayamos al caso de los amarillos, azules y rojos que han perdido vergonzosamente, sí, vergonzosamente, la confianza del pueblo.
Será porque siempre son las mismas caras y los mismos discursos, el querer dar un refresco de coca y una despensa para conseguir votos en la zona maya, sin buscar en sus filas gente valiosa y ver cómo por la mochada, dan el sí a actorcillos creídos o chapulinas lagartonas, porque las elecciones antes que democracia son negocio.
Por qué se van con aspirantes sin escrúpulos que explotan gente o dejan municipios en bancarrota.
Claro, es el producto de líderes pusilánimes y mediocres que cargarán por siempre haber solapado la inseguridad y violencia en Quintana Roo.
Que no saben que ya estamos hartos de que intenten engañar y por ello ganará la inercia del que tiene el jale.
Pero una mujer –y aclaro no soy machista– tendrá pantalones para fajárselos y poder contener la violencia e inseguridad que azota a nuestro Quintana Roo, para acotar sicarios, sangrantes cabezas, cuerpos descuartizados y devolverá la paz perdida.
¿Quieren ganar?
Ahí va el clavo: qué es lo que quiere el quintanarroense: lo único que quiere es que lo dejen trabajar, vivir tranquilo, recuperar sus calles, andar sin miedo, olvidarse de secuestros, de extorsiones, disfrutar sus playas sin balaceras, tomar un taxi con seguridad, ir con confianza a un supermercado… ¡Ah! y que funcionarios sin escrúpulos no le quiten su propiedad.
¿Difícil? Mejor me tomo mi último trago de café amargo.
Nos vemos en la siguiente entrega.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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