Visión Financiera
El Gobierno Federal no reconocerá públicamente que la economía no podrá crecer 4.1 por ciento este año.
Lo sabe el Secretario de Hacienda Rogelio Ramírez, pero no está en la posibilidad de reconocerlo. Sería un pésimo mensaje a los mercados. Por ende, se van a sentar a que se produzca un milagro. Un milagro que no llegará.
No podemos desconocer que al Gobierno le ha tocado lidiar con circunstancias muy adversas que afectan de manera relevante a la economía, un mal primer año por culpa de su estrategia y le siguieron dos años más de pandemia en las que se sentó a ver qué pasaba en el tejido económico sin hacer prácticamente nada más que mirar y ahora enfrenta las consecuencias derivadas de una guerra en Europa.
No se puede desconocer eso como el hecho de que no ha sido suficientemente capaz como para administrar las adversidades.
Careció de proactividad.
Como hasta ahora se ven las cosas, la economía de México estará sujeta en 2022 a las circunstancias externas derivadas, fundamentalmente de las acciones bélicas de Rusia sobre la población y territorio de Ucrania, que ha causado un pronunciamiento de las presiones inflacionarias globales.
Aumentan alimentos y de manera muy agresiva petróleo (+60%), gasolinas y derivados como los fertilizantes que, por cierto, compramos a Rusia en cantidades importantes (30% de nuestras importaciones totales en ese renglón).
Elevaciones importantes en los precios como el petróleo no nos favorecen y mucho menos permiten cubrir las consecuencias de las elevaciones en el precio de las gasolinas.
Aumentan precios y recibimos más por lo que exportamos, pero no compensa el dinero que tenemos que erogar para cubrir nuestras importaciones de energéticos.
Nuestra balanza comercial energética nos es desfavorable, es decir, compramos más de 25 mil millones de dólares anuales de lo que logramos vender o exportar.
Se equivoca el Presidente si cree que al vender el petróleo mexicano a más de 100 dólares, cuando lo teníamos estimado para todo el año en 51 dólares promedio, será suficiente para cubrir el boquete que nos representa comprar 85% de nuestras gasolinas con el sobreprecio en que ahora se venden.
El Gobierno ha hecho algo de lo que no es precisamente afecto: subsidiar el consumo de particulares. Debo en este renglón agradecer a la autoridad federal el que subsidie el llenado de mi tanque de gasolina gracias a que aplicó subsidios a su consumo. Claro que al final de cuentas quien acabó pagando el subsidio fuimos los contribuyentes que sí pagamos impuestos.
Por ello, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicio es ahora, por el momento debo de definir, un cargo fiscal que no se cobra en las gasolinas y no solo eso: se han establecido estímulos (sacrificios fiscales) para que los expendedores de combustibles (gasolinerías) compensen mediante el Impuesto Sobre la Renta y si fuera necesario con cargo al ISR y del IVA, la posible necesidad de incrementar el precio del combustible.
Precio estable con cargo al fisco.
Las gasolinas no debieran aumentar más de 7 por ciento que se elevó la inflación el año pasado.
Así lo prometió el Presidente y así se hará.
Esto ha dado como resultado que al menos por el momento, la gasolina en México sea de las más baratas en América Latina cuando, al momento de escribir estas líneas el precio más caro en el mundo está en Hong Kong con un litro equivalente a 50.04 pesos mexicanos y el más barato en Venezuela con un precio del litro a menos de 45 centavos mexicanos.
El promedio en el mundo ronda en 28 pesos mexicanos.
En varias naciones europeas el precio está sobre los 40 pesos mexicanos por litro.
Si el conflicto armado sobre Ucrania se extiende en el tiempo, nadie tiene capacidad para pronosticar con alguna certeza en dónde parará el precio de los combustibles, fertilizantes y otros bienes alimenticios que regularmente se exportan de esa región.
Lo que ahora destina el Gobierno de México para evitar el descarrilamiento de los precios en la economía podría no ser suficiente.
Por ejemplo, en el caso de la gasolina Magna el Gobierno acrifica los 5.49 pesos de IEPS más hasta 3.87 pesos para los expendedores, destinado a formar un colchón que impida el alza desmedida del combustible.
En esta semana están destinados 9.37 pesos de subsidio o apoyo en cada litro de Magna que es el combustible más socorrido en la economía.
Por cada litro de Magna es posible que el gobierno deje de recaudar hasta casi 9.50 pesos.
De los 600 mil barriles diarios que se venden de gasolinas, aproximadamente, 70 por ciento son de gasolina Magna. Cada barril de gasolina contiene 159 litros. El sacrificio es enorme si tomamos en cuenta que no solo hay apoyo (estímulo o subsidio ) a la gasolina más barata sino también a la Premium (4.63 pesos más 2.74 de estímulos a expendedores) o el diésel, que tiene un estímulo de 6.03 pesos más 5.23 pesos.
No podremos decir que el Gobierno no le echó ganitas para evitar el alza de un producto líder en el mercado.
En 2021 el Gobierno de México dejó de recaudar 128 mil 691 millones de pesos por los estímulos fiscales y en este año, dependiendo de comyo vayan las cosas, el sacrificio pudiera ser superior a 200 mil millones de pesos.
Si Usted le agrega el costo de una economía casi en estancamiento, el ingreso fiscal será menor y ello derivará en peores circunstancias que obliguen quizá a la administración López Obradorista a un recorte presupuestal hacia la mitad del año o pocas semanas más tarde.
Claro que el asunto puede convertirse en terso si la guerra en Europa termina esta semana.
Ese es el milagro que le digo que no sucederá.
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Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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