Visión financiera
Andrés Manuel debe de comenzar a pensar en un asunto fundamental en su vida política y la trascendencia histórica que siempre le ha deslumbrado: quien le suceda y la nación que habrá de entregar.
Son asuntos que ya debe de estar perfilando.
Conocer a la persona a quien encargará la continuidad de su proyecto y el estado de salud de la nación que habrá de depositarle en sus manos.
El asunto no es menor ante la posibilidad de que la economía mexicana ingrese en crisis financiera hacia finales de 2024 y que nuestra nación sea entregada en fragmentos difíciles de poder reinsertar si pensamos en un país con prosperidad, crecimiento económico y desarrollo social.
Quien esto escribe inició la actividad periodística en la segunda mitad de los años setenta como cartonista al lado de Bulmaro Castellanos, mejor conocido como Magú, editorialista gráfico en La Jornada.
Excelente pieza de ser humano, congruente, claro en sus ideales y compromisos hacia México. Recuerdo un cartón que fue entregado al suplemento El más o menos del diario Uno más, a donde fuimos a parar cuando se terminaron las oportunidades de publicar en la revista Sucesos para Todos, propiedad de Gustavo Alatriste.
En ese cartón editorial un presidente de México, José López Portillo entrega la nación a Miguel de la Madrid Hurtado. Ambos se encuentran en una colina donde se puede ver un enorme globo aerostático en cuya canasta se aprecian claramente fragmentos de un avión moderno dividido en piezas.
El Presidente saliente le dice al entrante: y ahí te dejo también el plano para que lo puedas armar en el camino.
Algo similar pudiera pasar en diciembre del 2024. Un país fragmentado que no alcanzó a transformar en lo fundamental nada de lo prometido y, en cambio, consiguió imprimir en el presente fuertes sentimientos de división con piezas que no llegaron a tomar forma definitiva y menos insertarse con otras para garantizar un cuadro completo.
Un país fragmentado, sin cohesión, desarticulado en lo fundamental y sin un ambiente de unidad social siempre tan importante para enfrentar momentos difíciles.
Un país con el único proyecto de no repetir los males que en el pasado arrojaron el marco de injusticia en la distribución del ingreso y sin capacidad de crecer en beneficio de los más.
Una nación con un solo sentimiento a flor de piel: el resentimiento hacia los conservadores que exprimieron la capacidad de producir riqueza en México, bajo su óptica.
Un México dividido claramente en dos partes con principios irreconciliables.
Este gobierno dividió a familias y aún no nos damos plena cuenta del daño que hizo a la unión del país.
Nadie quiere que una crisis de final de sexenio suceda y actualmente es tan solo un cuadro en nuestro imaginario.
Todos queremos y en cierto sentido trabajamos pensando que nuestra nación puede superar los rezagos que lleva cargando desde hace décadas, muchas décadas. No hemos regateado a AMLO su legítimo derecho de ejercer la Presidencia de nuestro país y su autoridad.
Lo ganó en las urnas y con un amplio margen.
Debería entregar a la nación que condujo en un marco de paz y de estabilidad económica.
Pero eso es lo que dice el buen deseo. De ahí a que ello sea una realidad hay un trecho largo.
¿Queremos una transición tranquila y una economía estable en 2024? Tendrá el Presidente que trabajar para que ello suceda.
Depende que de ello suceda, la estabilidad económica del país, con los fundamentales en su sitio, perspectivas claras, reglas y respeto al marco del derecho así como promoción de la inversión tanto nacional y extranjera, atributos que no han caracterizado al actual gobierno. Si ese rumbo continúa y la gran familia Morena no atina a dirimir democráticamente sus amplias diferencias entre los clanes que le integran con miras a la sucesión de AMLO, pudieran configurarse condiciones que compliquen la estabilidad económica y, con ello, un nuevo topiezo sucesorio estaría en condiciones de expresarse.
No es pronóstico. Como probabilidad existe y depende del Presidente el cuidar que las condiciones políticas y económicas no perfilen un escenario de crisis.
Por el momento, la economía de México inicia el segundo tramo semestral con un aletargamiento claro que implicó los meses de mayo, junio y julio con ligeros retrocesos, según lo marcan los indicadores Global de Actividad Económica y Oportuno de la Actividad Económica del INEGI.
En fechas recientes, el peso ha mostrado cierta debilidad derivada de cuestiones internacionales que afectan su cotización.
Los capitales extranjeros invertidos en deuda gubernamental se reducen a pesar del diferencial de tasas entre la deuda soberana en México y en Estados Unidos con muchas más ventajas de invertir en México contra el hacerlo en Estados Unidos.
El máximo invertido por extranjeros en valores gubernamentales de México se alcanza, durante esta administración federal en febrero del 2019.
Ahí los valores sumaron en pesos mexicanos la cantidad de 2 billones 148 mil 286 millones de pesos. En agosto de este año la cantidad apenas supera el billón 500 mil millones de pesos. Han salido de ese terreno financiero inversiones por un total de 648 mil 286 millones de pesos aproximadamente.
El Presidente dice que hará un anuncio importante hacia mediados del siguiente mes. Si decide tocar la turbina del comercio exterior y en concreto el TMEC se estará avanzando precisamente en la dirección opuesta a la idea y posibilidad de entregar al país en paz y calma con los factores productivos en su lugar o algo parecido para facilitar el replanteamiento de alguna estrategia que piense en un México al futuro.
Una transición en calma no es producto de la decisión divina (no aplica involucrar a la Vírgen de Guadalupe en esto) sino de un trabajo que ya debería de comenzarse a perfilar para no acabar con un resultado similar a un terrible cochinero.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
Síguenos en Facebook, Twitter, Threads, WhatsApp, Telegram, TikTok, Instagram, YouTube