Visión financiera/Georgina Howard
Qué vergüenza
Vergüenza. Eso es lo que nos debería de dar. Luego de agradecer su enorme solidaridad debería de darnos pena que el país no sea capaz de ofrecer trabajo y salario digno a los mexicanos que ya desde otras naciones, arriesgando su vida en no pocas veces, nos envían dinero a costa de su comodidad o bienestar.
He visto de cerca las condiciones de vida estrechas de muchos migrantes mexicanos compartiendo departamentos en donde 10 ó 12 personas, todas en las mismas condiciones migratorias comparten una o máximo dos habitaciones y llegan a acondicionar las áreas de sala y comedor como dormitorios. Todo ello para ampliar las condiciones de ahorro y en consecuencia envíos de recursos a sus familias en México.
Quien crea que llevan una vida cercana a los patrones del sueño americano se equivocan. Viven en condiciones muy adversas, muy estrechas, pero eso sí, envían parte importante de sus ingresos a sus familias para que en México puedan construir el cuartito para la nueva familia, para que el niño o la niña mantenga sus estudios, para que se compren alguna ropa o para que haya mejores y mayores alimentos sobre la mesa del hogar.
En la presente administración federal, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, entre diciembre del 2018 y diciembre del 2022 el país ha visto llegar 199 mil 251 millones de dólares como remesas.
Si sumamos los ingresos del primer semestre del 2023 las remesas suben a 229 mil 489 millones de dólares. Es un dineral el que mandan al país los compas desde Estados Unidos fundamentalmente. La paridad ha fluctuado de manera importante. Llegó a ser superior a los 25 pesos por dólar en marzo del 2020 y ahora se encuentra pisando los terrenos de su nivel más bajo, inferior a los 17 pesos.
Multiplique la cifra que le proporciono por 18 pesos. Más de 4 billones 130 mil millones de pesos.
Aquí en México los reciben 4.9 millones de hogares, 11.1 millones de adultos. Muchas mujeres que son cabeza de familia administran las remesas que les llegan del extranjero.
Han contribuido a combatir la pobreza en mucha mayor proporción de lo que se ha podido documentar gracias a los trabajos estadísticos del Inegi y las valoraciones de análisis que hace el Coneval. Es probable que la reducción de la pobreza en el país sea debido mayormente a la contribución de las remesas.
El Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos señala un pequeño problema que tiene la encuesta del Inegi que ofrece los datos básicos que toma el Coneval para medir la pobreza nacional o al detalle por municipio. No registra mas que una pequeña parte de las remesas que llegan al país.
Citan como ejemplo que Michoacán registro la recepción de 5 mil 286 millones de remesas el año pasado pero el 94.2 por ciento de ellas no fueron registradas por el Inegi que es el organismo que se encarga de hacer las encuestas que posteriormente el Coneval toma para poder hacer su valoración de la situación de la pobreza y pobreza extrema.
Para el caso de Guerrero, segundo ejemplo, habría recibido el año pasado una cantidad de remesas equivalentes al 16.2 por ciento de su PIB pero la encuesta del Inegi solo registro el 1.1 puntos porcentuales dejando fuera del resultado de su trabajo el 15.1 puntos.
No es o no debe tomarse esto como una crítica al Inegi sino como una observación metodológica que exige replantear algunas estrategias para la captura de los datos. Tratándose de ingresos, es muy probable que la población que participa en las encuestas del Inegi no quiera decir la verdad respecto a sus ingresos para evitarse problemas con el SAT o bien con la criminalidad organizada.
Todo esto no pretende invalidar o menospreciar el trabajo del Inegi o del Coneval, sino señalar que ese pequeño detalle metodológico puede estar ocasionando que la pobreza o pobreza extrema se esté sobre estimando.
Es muy probable que la pobreza sea menor, pero que la desigualdad entre quienes más ganan y quienes menos ganan sea mucho mayor. Porque el problema de la pobreza es uno, el da la pobreza extrema es otro muy cercano al primero pero la distribución del ingreso, la desigualdad, sea el tercer problema que tenemos que atacar. Las remesas pueden estar contribuyendo en la reducción de las pobrezas pero sin querer se acentúa la inequidad en la distribución de la riqueza que se genera en la nación.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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