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Las remesas de mexicanos en Estados Unidos
Cueste lo que cueste
A lo que va el Presidente: a destruir las instituciones que le estorban a un presidencialismo arrogante que fanatizó a parte de la población mexicana. Lo dijo claramente: “Al diablo las instituciones”.
Ahora va a ejecutar su sentencia.
Lo que esa miope y muy torpe visión contempla como un activo para su estilo personal de gobernar, acabará siendo un terrible pasivo que cargará la economía mexicana en varias décadas si no pudiera detenerse o en su caso revertir el histórico error.
Todo comienza con la cristalización de las condiciones necesarias para dinamitar al Poder Judicial y su capacidad de parar decisiones presidenciales así como la disposición del INE, organismo ciudadano que concedió más legisladores de lo que legítimamente le corresponden a Morena en función de la talla de los votos concedidos al movimiento por la ciudadanía el pasado 2 de junio.
Reacciones
Los gobiernos de Estados Unidos y Canadá expresaron el mismo día los inconvenientes que observan en la voluntad de AMLO de reestructurar el Poder Judicial no para ofrecer mejores resultados en la aplicación de la justicia a la población y empresas sí para evitar que ese poder obstruya las voluntades de un presidente.
La señalización de los gobiernos vecinos y socios comerciales de México incomodó a AMLO sumadas otras expresiones coincidentes dentro y fuera de México en contra de la intentona,lo que irritó más al Presidente que lanzó una carta de extrañamiento a ambos gobiernos, particularmente notoria hacia la posición manifestada por Ken Salazar quien, debe de saber el Presidente, entonó el concepto de preocupación por instrucciones del Poder Ejecutivo del país al que representa en México y no como “ocurrencia propia”.
El ”nacionalismo” que argumenta sabe a rancio en la actualidad pues mucho se parece al reinante y justificado celo antigringo en los años sesenta y setenta cuando la Unión Americana trataba deliberadamente con desdén las inquietudes y la relación diplomática con sus vecinos del sur.
Nunca ha sido fácil la relación diplomática de ambas naciones y en mucho tiene qué ver si el Gobierno de EU es encabezado por republicanos o demócratas aunque con ambos estilos hay ejemplos claros de diferencias en algunos casos importantes.
La posición del Presidente promete ahondar las diferencias y situarse lejos de la concertación con los socios comerciales.
AMLO no alcanza a distinguir que el contexto económico global actual es mucho muy distinto al de los años setenta y ochenta donde el nacionalismo mexicano podía claramente entenderse como una legítima defensa de nuestra soberanía nacional.
México ya no es ese vecino de segunda e incómodo que disgusta a parte de la Unión Americana sino un socio comercial, aliado y en ocasiones amigo que juega un papel importante para la economía de la Unión Americana.
Política y económicamente, México es relevante para Estados Unidos pues somos un factor esencial de su seguridad estratégica en muchos renglones de la vida estadounidense.
Para nosotros, en materia económica, la relación con los vecinos del norte explica al menos unos seis millones de empleos vinculados con la actividad exportadora.
Entre diciembre del 2018, primer mes de gobierno de AMLO y junio de 2024 hemos vendido a Estados Unidos dos billones 265 mil 361 millones de dólares (billones de los nuestros).
En ese periodo, les compramos un billón 579 mil 195 millones de dólares.
El saldo de la relación comercial en el período es favorable a México por 686 mil 163 millones de dólares.
La relación comercial entre los tres países del norte de América explica no menos de 12 millones de trabajadores de los cuales la mitad deben de estar en México relacionados con trabajos que ofrecen varias decenas de miles de empresas si atendemos al entramado de las cadenas productivas. Más de 12 por ciento del total laboral mexicano puede estar directa o indirectamente relacionado con la voluntad comercial de los países del norte de América.
Esa relación puede crecer con empleos mejor remunerados y mejores perspectivas de relación productiva. El siguiente paso de nuestra vinculación comercial está relacionado con nuevos proyectos, un verdadero y legítimo segundo piso del Temec.
Legitimado el Plan C para beneplácito de un presidente miope y sin visión de estadista no habrá nada mas que ver perder oportunidades.
Para nuestros socios el paso de dinamitar al Poder Judicial y enterrar a los organismos autónomos es una muy mala señal que hará daño al potencial económico del país.
Instalado en la revancha rencorosa, AMLO convierte sus acciones en pasivos para el futuro del país, marcando para su sucesora un ambiente político muy riesgoso, muy endeble, totalmente adverso para el manejo de una realidad económica delicada y compleja.
Nadie lo desea ni nadie puede vaticinarlo, pero la realidad de una crisis transexenal tiene claramente un padre incapaz de ver las opciones que el país tiene en un futuro. AMLO reinstaló al PRI más obtuso en el México actual, inconcebiblemente.
No se cansó de mentirnos. No tuvo para más. Ahora su reto es dinamitar lo que le estorba cueste lo que cueste.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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