
¿Hacia dónde vamos en la administración de justicia?
Las empresas familiares son la columna vertebral de la economía mexicana, representando el 90 por ciento de las unidades de negocio en el país. Esas organizaciones generan entre 70 y 72 por ciento del empleo y aportan aproximadamente 62 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Sin embargo, a pesar de su impacto económico, su longevidad es alarmantemente baja: 71 por ciento está en su primera generación y solo uno por ciento logra alcanzar la cuarta, según el Instituto Mexicano de Mejores Prácticas Corporativas (IMMPC).
Factores de riesgo para la continuidad
La baja tasa de supervivencia de esas empresas no es casualidad. Más de 50 por ciento de las empresas familiares en México no logra pasar a la siguiente generación debido a problemas de gestión y falta de institucionalización.
Un estudio del Centro de Investigación para Familias de Empresarios (Cifem) y BBVA destaca que 52 por ciento de esas empresas está en riesgo de desaparecer debido a malas prácticas en su administración, la ausencia de procesos de sucesión y la incapacidad de gestionar los conflictos internos de manera efectiva.
Entre los principales problemas que enfrentan están:
• Diferencias de intereses: mientras algunos miembros buscan la acumulación de patrimonio y la reinversión, otros priorizan el disfrute inmediato de las ganancias, generando choques en la toma de decisiones.
• Exceso de empatía y nepotismo: es común que familiares sean colocados en puestos clave sin la preparación necesaria, afectando la eficiencia operativa y la percepción de justicia dentro de la empresa.
• Falta de planificación en la sucesión: 80 por ciento de las empresas no tiene un plan estructurado para la transición generacional, lo que puede derivar en disputas que paralicen o fragmenten la organización.
• Conflictos de liderazgo: muchas veces, el fundador no está dispuesto a ceder el control, lo que genera fricciones con la nueva generación que busca modernizar y expandir la empresa.
• Falta de reglas claras: la ausencia de normas claras sobre la participación de los miembros familiares en la empresa genera malentendidos y problemas de autoridad.
• Mala comunicación: la falta de espacios formales para discutir asuntos críticos provoca rumores, falta de alineación en la estrategia y desconfianza entre los miembros.
El 59 por ciento de las empresas encuestadas señala que los conflictos familiares influyen negativamente en la relación empresarial, generando inseguridad, envidia y miedo entre sus integrantes.
Estrategias para fortalecer las empresas familiares
Ante esa situación de riesgo, es fundamental adoptar medidas que permitan garantizar la continuidad del negocio sin comprometer los lazos familiares:
1. Separar la vida familiar de la empresarial: evitar que los asuntos del negocio dominen las interacciones familiares ayuda a reducir tensiones innecesarias.
2. Crear un consejo familiar y profesionalizar la gestión: el 67 por ciento de las empresas familiares en México aún no tiene un consejo familiar que ayude a estructurar la toma de decisiones y a resolver desacuerdos de forma organizada. Además, 44 por ciento no posee un consejo de administración formal, lo que limita la implementación de buenas prácticas corporativas.
3. Planear la sucesión con anticipación: considerando que el proceso de transición puede tomar hasta cinco años, es clave seleccionar a los líderes futuros con base en su desempeño y visión estratégica, no solo por lazos familiares.
4. Definir políticas claras para la participación familiar: establecer reglas sobre la incorporación, formación y desarrollo de los familiares dentro de la empresa reduce conflictos y mejora la equidad en la organización.
5. Capacitación y profesionalización: es clave fomentar la formación empresarial de los familiares interesados en la dirección del negocio para asegurar su preparación y competencia.
6. Mediación externa: contar con asesores externos o mediadores puede facilitar la resolución de conflictos de manera imparcial y estructurada.
7. Implementar mecanismos de comunicación formales: establecer reuniones regulares y documentadas ayuda a fortalecer la confianza y alineación entre los miembros de la familia.
8. Flexibilidad y adaptación: promover una cultura de apertura al cambio es esencial para que las nuevas generaciones puedan implementar innovaciones sin conflictos con la tradición empresarial.
Un futuro para las empresas familiares en México
Las empresas familiares representan una fuente vital de empleo y riqueza para el país, pero su fragilidad estructural pone en riesgo su continuidad. Profesionalizar su administración, institucionalizar procesos y gestionar de manera eficaz la transición generacional son pasos esenciales para asegurar su supervivencia.
Sin esas medidas, la tendencia actual continuará y la mayoría de esos negocios seguirá sin superar la segunda generación, desaprovechando su potencial de crecimiento y consolidación en el mercado.
El panorama de las empresas familiares en México es un reflejo del esfuerzo y la tradición emprendedora del país. Sin embargo, a pesar de su predominancia ─seis de cada 10 negocios pertenecen a ese tipo de estructura, según la Asociación de Emprendedores de México (Asem)─, su capacidad de trascender generacionalmente es limitada.
Según el Instituto Mexicano de Mejores Prácticas Corporativas (IMMPC), 71 por ciento de esas empresas está en su primera generación, y solo uno por ciento alcanza la cuarta. ¿Qué implica eso? Que la mayoría de esos negocios no están preparados para el futuro y corren el riesgo de desaparecer.
La fragilidad de un modelo sin planificación
El atractivo de trabajar con la familia radica en la confianza, el sentido de pertenencia y el propósito
compartido. No obstante, cuando el crecimiento del negocio exige mayor profesionalización, muchas empresas familiares encuentran obstáculos difíciles de sortear.
Las diferencias de visión entre generaciones, la gestión basada en lazos personales en lugar de criterios de mérito y la ausencia de un plan de sucesión bien definido son algunos de los factores que afectan la estabilidad de estas empresas.
Es común que el fundador vea la empresa como un proyecto de vida y busque consolidar un patrimonio, mientras que los herederos pueden priorizar la rentabilidad a corto plazo o incluso desinteresarse en la continuidad del negocio.
Sin una estrategia clara para la sucesión y la delegación de responsabilidades, la empresa se convierte en un campo de batalla donde las emociones, la falta de reglas claras y las expectativas individuales terminan pesando más que la lógica empresarial.
Conflictos internos: la gran amenaza
A menudo, la cercanía familiar es una fortaleza, pero también puede convertirse en una debilidad cuando los roles no están bien definidos. Un problema recurrente es la asignación de puestos clave a familiares sin la preparación necesaria, lo que puede generar ineficiencia y frustración en otros colaboradores.
En muchos casos, empleados externos perciben el nepotismo como un obstáculo para su desarrollo profesional, lo que impacta negativamente en la moral y el desempeño de la empresa.
Otro factor crítico es la falta de separación entre la vida familiar y el negocio. Cuando los conflictos empresariales se trasladan al hogar o viceversa, se crea un ambiente de tensión que afecta tanto la productividad como la armonía familiar.
En este sentido, las empresas que logran implementar mecanismos de mediación y reglas claras tienen mayores probabilidades de superar estos desafíos.
¿Cómo asegurar la continuidad?
Más allá de reconocer los problemas, es imprescindible adoptar medidas concretas para garantizar la sostenibilidad de estas empresas. Algunas estrategias clave incluyen:
• Formalizar la estructura del negocio: implementar procesos de gestión claros y reglas que definan las responsabilidades de cada miembro.
• Crear un consejo familiar: un espacio de diálogo donde se puedan abordar conflictos y tomar decisiones estratégicas con base en criterios objetivos.
• Definir un plan de sucesión: anticiparse a los cambios generacionales y preparar a los futuros líderes con formación y experiencia adecuadas.
• Profesionalizar la gestión: incorporar talento externo cuando sea necesario y asegurar que las decisiones se tomen con base en la capacidad y no en los lazos de parentesco.
Reflexión final
Las empresas familiares no sólo representan una fuente de ingresos para millones de personas en México, sino que también son pilares del desarrollo económico. Sin embargo, su permanencia depende de su capacidad de adaptación y evolución.
Aquellas que entiendan que el crecimiento requiere planificación, reglas claras y profesionalización, tendrán mayores posibilidades de trascender generaciones.
La clave está en equilibrar el legado con la visión de futuro, asegurando que la empresa sea un activo sostenible y no una carga que termine dividiendo a la familia.
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Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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