Visión Financiera/Georgina Howard
Itinerario Político
Al amparo del pánico social y de la distracción mediática por la llegada a México de la pandemia del coronavirus, la Cámara de Diputados y su mayoría de Morena, aprobaron la designación de las propuestas formuladas por la CNDH para integrar el Comité de Evaluación de los nuevos consejeros del INE.
A pocos importó la feria de trampas y tramposos en que los diputados del partido oficial convirtieron la integración de dicho Comité, en donde fue metido de manera ilegal e ilegítima uno de los principales aplaudidores del presidente Obrador.
Se trata, como todos saben, de la designación de John Ackerman como
integrante del Comité de Evaluación de los aspirantes a consejeros del INE.
Por eso, ante la montaña de trampas y tramposos, de inmediato aparecen las preguntas obligadas.
¿Por qué y para qué modificar la ley, torturar la Constitución y violentar la División de Poderes, a la vista de todos, sin pudor alguno?
La respuesta todos la saben; porque en el México de hoy nadie se atreve a contradecir la voluntad presidencial y porque fue tajante la orden de Obrador: John Ackerman será el censor de los nuevos consejeros del INE y punto. Y todos a temblar, porque habló el dictador.
Además de que, como saben, Ackerman es uno de los preferidos del presidente, esposo de otra preferida de Obrador, la titular de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, además de que el señor Ackerman cuenta con la nacionalidad norteamericana y forma parte del Instituto de Formación Política de Morena, el órgano adoctrinador del partido de Estado.
Ante la montaña de irregularidades que presentaba la orden presidencial de meter –a cualquier precio–, al señor Ackerman al Comité Evaluador –y como ya es costumbre–, la mayoría de Morena de nuevo recurrió al dictatorial “Estado de Excepción” y, por ello, “al vapor” modificó la ley que prohibía a ciudadanos extranjeros ocupar un lugar en tal Comité de Evaluación de los nuevos consejeros del INE.
Con esa tramposa maniobra “fast track”, los “levanta dedos” de Morena creyeron haber salvado todos los obstáculos para imponer a Ackerman y para congraciarse con su dueño, el presidente Obrador.
Sin embargo, los lacayos presidenciales olvidaron un pequeño detalle; que la señora Rosario Piedra es presidenta de la CNDH, de manera ilegítima, no sólo porque los senadores de Morena hicieron fraude en la votación donde fue electa, sino porque no cumplió con los requisitos para el cargo.
¿No cumplía?
No olviden que la señora Piedra militaba en Morena y hasta pertenecía al Comité Estatal de ese partido en Nuevo León; pequeño detalla que ocultó pero que, al final, vio la luz.
Pues bien, resulta que en una democracia real, con auténtica división de poderes, la señora Rosario Piedra no sería presidenta de la CNDH. Pero vivimos en un México en donde los actores políticos no respetaran la ley, en tanto que las instituciones son incapaces de sancionar las violaciones legales y constitucionales.
Por eso, en una democracia real, serían ilegítimos los actos y decisiones de la ilegítima presidenta de la CNDH; actos como proponer a John Ackerman al Comité Evaluador de los consejeros del INE.
Pero si aún dudan de la feria de trampas y tramposos en que se han convertido los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial en México, basta revisar los archivos de la Suprema Corte, para encontrar el “Estudio Constitucional sobre las facultades de la Corte de Justicia”, emitido en abril de 1874. Si, una jurisprudencia que data de hace 146 años.
En dicho estudio se contiene la sentencia de amparo en la que se expone el concepto de “autoridad competente”.
En esa fecha, en 1874, la Corte era presidida nada más y nada menos que por el reputado jurista José María Iglesias, quien realizó un acucioso estudio al respecto y concluyendo lo siguiente.
“Toda autoridad ilegítima es originalmente incompetente… la legitimidad de la elección de una autoridad o funcionario envuelve forzosamente su competencia o incompetencia para el conocimiento de un negocio y su decisión, porque nunca puede ser competente si le falta la legitimidad…
“La autoridad que no es legítima, no es autoridad y si no es autoridad, no puede pedirse el amparo que sólo se da contra autoridad verdadera…”
Dicho de otro modo, que si la señora Rosario Piedra es ilegítima presidenta de la CNDH, sus decisiones y actos de autoridad –como proponer al señor Ackerman para todo cargo–, son ilegítimos.
¿Y eso a quien le importa en México?
A nadie, porque en el México de López Obrador no hay Estado de Derecho. Es decir, las instituciones del Estado no se someten a las leyes.
Pero claro, eso lo deberán pelear los timoratos opositores en tribunales internacionale.
¿Por qué?
Por otro pequeño detalle. Resulta que el señor Ackerman es “hermano del alma” de Arturo Saldívar, ministro presidente de la Suprema Corte quien, además, acabó con la División de Poderes al entregar el Máximo Tribunal a los deseos de su también amigo, el presidente Obrador.
Así la feria de trampas y tramposos en los tiempos de AMLO.
Al tiempo
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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