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CANCÚN, QRoo, 29 de marzo de 2021.- La pandemia por el coronavirus “ha exhibido la miseria moral de un capitalismo decadente”, pues mientras los países más avanzados se niegan a compartir vacunas y la fortuna de las 10 personas más ricas en el mundo se incrementó sustancialmente, en casi 500 mil millones de dólares, la emergencia sanitaria se ha ensañado con los más pobres, planteó el presidente de la Fundación Colosio del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Murat.
El impacto para las personas de menores ingresos, o sin ingresos, se concentra en su salud, en su vida y en su economía, porque no cuentan con instituciones de salud y seguridad social oportunas y eficaces, además de que son más vulnerables al contagio, al tener que buscar el sustento diario en las calles, precisó.
En una publicación de La Jornada, José Murat reprochó que el acaparamiento de vacunas deja sin oportunidad de inmunización a millones, lo que a su vez demuestra la pérdida de la fraternidad universal.
“En los países avanzados debe caber un mínimo de sensatez y justicia, para que cedan vacunas y no condenen, por razones de frío mercantilismo y mezquindad humana, a miles de millones de personas a la pobreza, la enfermedad y la muerte”.
El efecto de la pandemia en la economía mundial ha sido dispar, evaluó.
Mientras el PIB de los países industrializados cayó entre tres y cuatro puntos, el de las naciones de América Latina lo hizo en 7.7 por ciento y el de México en 8.5 por ciento.
“A nivel de ingreso personal, las disparidades son mayores, abismales: mientras unos cuantos ganan, la inmensa mayoría pierde”, sostuvo.
“Se ha cuestionado la falta de solidaridad internacional, a pesar de que se trata de la mayor amenaza mundial en un siglo”, dijo.
“Estamos, en efecto, ante el mayor reto a la salud y la economía mundial desde el crack de la bolsa de Nueva York, en 1929, y aún así hemos visto menos fraternidad universal; la solidaridad de los países fuertes, solventes, con los países rezagados brilla por su ausencia, en tanto los organismos mundiales, como la Organización de Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud nada han podido hacer al respecto”, declaró.
“Se han visto expresiones de altruismo y de grandeza al interior de los países, de una persona a otra o entre familias, pero la nota predominante ha sido la miseria humana, las peores manifestaciones de egoísmo y desprecio de unas naciones a otras.”
Recalcó que en el mundo, los restaurantes tiran más de la mitad de la comida disponible, mientras casi mil millones de seres humanos padecen de hambre. Ahora el egoísmo y la miseria moral llegaron más lejos, en un tema tan sensible como la preservación de la salud y la vida. Somos una sociedad decadente. Es el rostro más cruel de un capitalismo sin rostro humano, acotó.
Detalló que se vive en una sociedad decadente porque es una ruindad medrar, lucrar, con la salud y la vida humana: hay países que tienen garantizadas dos y hasta cinco vacunas contra el coronavirus por cada habitante, pero otros no tienen garantizada ni una. He ahí el centro de la injusticia y la inequidad, enfatizó.
(Con información de La Jornada).
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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