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CANCÚN, QRoo, 19 de abril de 2019.- Un pequeño camina en la procesión, es uno de los soldados en el Vía Crucis, y golpea, caracterizado en su papel, al hombre que intenta representar a Jesús, el Cristo, muerto, sepultado y resucitado –según la Biblia y la ciencia- hace 2019 años.
Seguramente el pequeño cancunense que atiza a la espalda del actor poco sabe del sufrimiento que sufrió el Mesías en ese largo y doloroso camino a la cruz.
Odiado, negado, prejuiciado, cuestionado, pero quizá más amado y valorado ahora que en ese entonces, Jesús con los actos de bondad, misericordia y milagros que realizó en su tiempo, ha inspirado con su sabiduría la compilación de libros más grande de la historia y que sigue comprándose como pan caliente: la Biblia, por gente creyente y atea.
Es por su crucifixión que se conmemora este Viernes Santo, motivo para algunos de descanso, vacación, trabajo, festejo y hasta de sexo y borrachera, pero para otros, es día de duelo y reflexión.
Con su manita de ocho años, el pequeño soldado frunce su seño, aunque de a mentiras, pero le da más duró al que representa a ese Jesús polémico que revolucionó los tiempos
Poco sabe que hace 2019 años, Jesús, el Cristo, el de verdad, fue un hombre de 33 años, que también sufrió miedo, que sintió dolor y que perdió su sangre y casi la fe. Normalmente, los crucificados mueren asfixiados, sin duda, es la muerte más exasperante. Al no poder respirar, los crucificados se convulsionan con terribles espasmos, violenta agitación de la caja torácica, angustiosamente abierta la boca, y con los ojos desorbitados. Esta agitación del tórax repercute en las heridas de las manos, que se desangran, aumentando el dolor hasta el paroxismo. Rápidamente, el cuerpo se ennegrece a causa de los coágulos de sangre y de los insectos que acuden a cebarse en ella; y, no pocas veces, las aves de rapiña se congregan en torno a los crucificados, dando a la escena un aspecto fantasmal, que no causa lastima, sino espanto y repulsión, o más exactamente, horror, narra Ignacio Larrañaga en un fragmento de su libro El Pobre de Nazareth.
Pero Jesús, cuenta la Biblia, antes de morir se entregó en una fe ciega a su Padre, y éste, conmovido, lo resucitó, hecho que también confirman científicos de renombre. Tras años de estudios a la Sábana Santa, ese polémico lienzo de lino de 4.30 metros x 1.10 metros, cuyas manchas de sangre y la tenue imagen impresa que evidencia que envolvió el cuerpo de Cristo en el sepulcro fue estudiada y se le realizaron toda clase de pruebas.
Las sorprendentes conclusiones, incluidas las pruebas de la NASA, revelan una imagen tridimensional que solo en la Sidone puede reproducirse con todo y la tecnología del Siglo XXI.
Más allá de la verdad sobre la prueba del carbono 14, los científicos corroboran que la imagen impresa en la Sidone se debió a una especie de radiación de miles de millones de vatios, que duró menos de 0.04 segundos y penetró en la tela apenas 5 centésimas de milímetro. De una tela que no está pintada, que no tiene pigmentos ni trazos, que no se transparenta a contraluz, de una tela de donde desapareció Jesús, se esfumó y hasta abril de 2019 la desaparición sigue sin explicación científica. Los hombres de ciencia saben que esa tela la irradió, ingrávido, un cuerpo post mortum envuelto en ella, con todas las características y heridas que sufrió Jesús durante su calvario y su crucifixión, y a los 0.04 segundos desapareció de ella, sin siquiera tocarla.
Los doctores en Ciencias Físicas de la NASA, Jackson y Jumper con el analizador de imagen VP-8 lograron una foto en relieve, transformando en altura el claroscuro de cada punto de la Sidone, pues la intensidad de la quemadura depende de la distancia de este punto de la tela a la piel.
Robert Hedges, director del Laboratorio de la Universidad de Oxford, uno de los que ha efectuado el análisis del carbono 14, afirma que si la Sábana Santa ha recibido la descarga de neutrones, explicando la radiación detectada por la NASA, la datación queda invalidada.
Por todo ello, en el Congreso Científico Internacional sobre la Sábana Santa, que congregó a 300 especialistas en el tema, efectuada en París, en septiembre de 1989, se rechazó la datación del carbono 14 que según detractores en edad no correspondía a la muerte de Jesús.
El doctor Jackson, de la NASA, al final de su ponencia en ese Congreso dijo que la radiación grabó la imagen y se produjo en el momento de la resurrección de Cristo, y fue entonces cuando una clamorosa ovación de los científicos estremeció la sala ante un hecho que solo duró 0.04 segundos y que es confirmado pero no explicado de forma científica.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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