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Por muchas razones, Jesús Sánchez es un ejemplo. Sólo una camiseta ha vestido a lo largo de 10 años de carrera… y ojalá con esa se quede el tiempo que le reste en este deporte. El Chapo es hoy el jugador más longevo en el vestidor de Chivas. Es uno de esos casos que ya muy poco se dan en estos tiempos en que el “amor por los colores” está en peligro de extinción.
Hace apenas unos días (7 de agosto), el lateral derecho del Rebaño Sagrado celebró una década como futbolista de Primera División. Desde el debut hasta el día de hoy, únicamente ha portado el uniforme del Club Deportivo Guadalajara, ese que le cambió por completo la vida cuando le abrió sus puertas para integrarse a la cantera.
El acta dice que nació en San Luis Río Colorado, Sonora, pero él responde siempre al grito de “¡Puro Caborca!”. Fue en esa población donde creció y es el lugar que siente como suyo. Así es Jesús Sánchez, un tipo que entrega su lealtad de forma irrenunciable, ya sea a la ciudad que lo crió desde los dos años o al equipo que le dio oportunidad de convertirse en el “alguien” que soñaba ser.
Es un ejemplo para las nuevas generaciones rojiblancas por diversos motivos. De entrada, es clara muestra de que nada en la vida llega sin esfuerzo. Que el éxito no cae del cielo. Y que la perseverancia es clave para triunfar en el competido mundo del futbol. El Chapo, como pocos, es un testimonio vivo de que llegar lejos requiere sangre, sudor y lágrimas.
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