Capitán de Carretera

Como una parte de tu alma

CANCÚN, QRoo, 2 de agosto de 2020.- Buen domingo bandita lectora…

Esta semana por razones de fuerza mayor y no, no tengo Covid 19, no habrá reseña de viaje; sin embargo no puedo dejar de compartir lo que de mi ronco pecho llega a las teclas de la computadora por eso les voy a hablar un poco de lo que considero puede ayudar a todos aquellos que no comprenden nuestro amor por los fierros, las motos y los viajes;

Si nos ves en carretera, no te asustes ni te molestes. Comprende que para muchos es una terapia que necesitamos constantemente.

Todos me preguntan que por qué me encanta ser motociclista.

Primero porque el motociclista está forjado en un crisol diferente al resto de la humanidad.

Me gusta porque somos hombres y mujeres que vuelan a más de 80 millas por hora y Somos impermeables y resistentes a las piedras, al viento, a la arena, al lodo…

Cuando rodamos en formación automóviles y vehículos pesados nos hacen espacio en la carretera quizá porque nos creemos inmortales, porque arriba de 90 millas por hora –con tu cuerpo como chasis– solamente un loco estaría dispuesto a hacerlo.

Me gusta ser motociclista porque cuando cruzamos una ciudad, la gente nos observa, nos saluda… nos aplaude… somos una especie de rockstars en cada lugar en el que nos estacionamos.

Somos hombres y mujeres que con o sin tatuajes nos vemos diferentes.

Que al quitarnos el casco podemos vernos a los ojos y disfrutar del momento y no importa la marca, la cilindrada o la velocidad a la que ruedas, siempre el resultado será el mismo: una gran sonrisa y felicidad en nuestro rostro.

Me gusta porque siempre encuentras una mano amiga y un abrazo cuando llegas al final del camino, y es muy padre, darte cuenta de lo importante que es la vida, demostrar el amor, el cariño, el coraje, el enojo…

Me gusta subirme a la motocicleta y disfrutar del sonido del motor, la sensación del viento contra mi cuerpo… El silencio, ese momento en donde la máquina, el hombre se funden para ser parte del todo.

Porque puedo gritar dentro del casco y al terminar la catarsis disfrutar del atardecer más hermoso del mundo y que mis lágrimas las seque el viento…

Me gusta ser motociclista porque sabemos disfrutar de la vida, no importa cuan fuerte sea la tormenta delante de nosotros jamás nos detenemos a esperar que pase, te aprietas los guantes, cierras la chamarra, ajustas tus botas, mantienes el acelerador, pides a Dios por tu seguridad y vas de frente.

Me encanta ser motociclista porque sé que siempre hay alguien que se preocupa por mí, como yo me preocupo por alguien.

En este mundo del motociclismo hubo quienes me enseñaron cosas importantes para la vida diaria:

Me enseñaron que un amigo no es aquel que te llama y te procura en las buenas, sino el que se mantiene contigo en la tormenta cuando te quedas varado…

Que no hay problema que no se pueda resolver con inteligencia, paciencia y esfuerzo…

Que espejear no significar cuidarte de los que vienen detrás, sino ver que quien viene atrás viaja seguro… y que el de adelante hace lo mismo contigo…

Me enseñaron que al viajar en formación siempre es más sencillo no perder la ruta…

Que a pesar de ser un lobo solitario, siempre habrá otro que se cruce en tu camino…

Que en la vida no hay desconocidos sino amigos que aún no has encontrado…

Me enseñaron que el mejor regalo que puedes recibir es un atrapasueños o una campana…

Me enseñaron que al guardar el casco regresan a su mundo… hay quienes cuelgan el casco y toman el estetoscopio, la constitución, las herramientas, los libros… hay quienes manejan ambulancias o camiones de bomberos… hay quienes arriesgan su vida diariamente…

El motociclista está forjado en el crisol y no importa su raza o creencias.

En todo el mundo el motociclista es uno, en Maltrata, la Rumorosa, Sierra de Lobos, Sierra Gorda, la Ventosa… la ruta 66, la cola de dragón, Pikes Peak… al final todos se saludan, todos se abrazan como si fueras un amigo de la infancia, aunque tengan 20 segundos de conocerte…

El motociclista es uno con su moto, al que muchos ven como un pedazo de fierro nosotros lo vemos como una parte de tu alma.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.

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