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Mujer se ahoga en playa Gaviota Azul en Cancún
TULUM, QRoo, 4 de marzo de 2019.- Un fenómeno natural que comenzó en 2015 y que desde entonces afecta cada vez más a la industria turística de Quintana Roo es la masiva presencia de sargazo en las playas, que desgraciadamente es indicador de la contaminación y aumento del daño causado por la actividad humana en mares y costas no sólo del Caribe Mexicano, sino del Océano Atlántico y el Mar Caribe.
Para el combate del sargazo, el Gobierno del Estado a través de la Secretaria de Medio Ambiente de Quintana Roo destinó en 2018, más de 200 millones de pesos, gran parte de ellos destinados al pago de contratos con empresas que colocaron unas poco eficientes redes para evitar el recale de las macroalgas que de cualquier manera llegaron a las playas.
Y con las constantes arribazones de sargazo y precisamente en Tulum, es que comenzó una práctica condenable, a la que las autoridades se mantienen omisas en sancionar, pese a que se lleva a cabo a la vista de todos: el relleno de manglar con sargazo, que está sepultando y matando los humedales, presuntamente protegidos por normativas y acuerdos internacionales como el RAMSAR.
Lo trágico del caso es los recursos públicos millonarios que el gobierno de Carlos Joaquín González dispuso para apoyo en la limpieza de playas ante la contingencia del sargazo está justamente dañando al medio ambiente.
Ese es el caso precisamente que por estos días se realiza dentro del Parque Nacional Tulum, y un ejemplo es el Club de Playa Boa, negocio propiedad del ex presidente municipal de Solidaridad, Rafael Castro.
Al Interior del Club de Playa Boa, clausurado en enero por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, cuando se dieron a conocer las fiestas de música electrónica, celebradas aún en contra de las estrictas limitaciones de ser Área Natural Protegida, varios trabajadores recogieron afanosos las macro algas que con el calor de la temporada ya han comenzado a llegar nuevamente.
En las algas abundan microorganismos que pueden provocar reacciones alérgicas o laceraciones en la piel. Además de que, en plena descomposición, el sargazo libera ácido sulfúrico, substancia altamente corrosiva no solo para la morena de los trabajadores sino también para sus metálicas herramientas, y para los manglares que sepulta y mata echando el sargazo.
La manera de deshacerse del sargazo, usando incluso recursos públicos, tiene un beneficio adicional para algunos, porque muerto el manglar los espacios podrían ser aptos para construir.
Pese al grave problema, las autoridades están cayendo en omisión porque no suspenden ni clausura este tipo de acciones ecocidas.
Ante las denuncias ha habido imposición de sellos de actividades suspendidas o clausuradas, sin embargo los sellos se acumulan, la operatividad de los negocios sigue y con ella la recolecta de sargazo y el relleno y asfixia a los manglares también.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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