SOLIDARIDAD, QRoo, 29 de septiembre de 2018.- La Internet nos ha permitido visitar lugares inimaginables e increíbles: desde lagos multicolores hasta desiertos monocromáticos, pasando por glaciares, montañas y selvas. También nos ha llevado a los terrenos del cielo nocturno y del cosmos.
Las imágenes que más impactan son aquellas donde nuestra majestuosa galaxia, la Vía Láctea, llena el fondo del paisaje con millones de estrellas, en una noche limpia y oscura.


Sin embargo, la contaminación lumínica de las grandes ciudades y los complejos turísticos e industriales está escondiendo, con un nocivo manto gris-naranja, uno de los espectáculos naturales más preciados: el Universo.
Pero dejar de ver las estrellas podría ser el menor de los males, porque este tipo de polución es un fenómeno producido por el uso excesivo, inadecuado e ineficiente de la luz artificial durante la noche.


Actualmente, se tienen bien identificados muchos de los efectos negativos de la contaminación lumínica en la salud humana, en los ecosistemas, en el ahorro de recursos energéticos y en el demérito de la oscuridad del cielo nocturno para uso astronómico y recreativo.
Las principales fuentes de contaminación vienen de las luminarias públicas, de edificios mal iluminados, de anuncios publicitarios y de instalaciones ornamentales que usan la luz para llamar la atención nocturna.
Gran parte de la evidencia médica sobre los efectos de la contaminación lumínica en la salud humana, reside en los reportes que asocian la exposición nocturna a la luz LED blanca-azul y los desfases en las horas de sueño, con trastornos cardiacos, diabetes, obesidad, depresión y mayores riegos de desarrollar el cáncer.
En el aspecto ecológico, los efectos negativos encontrados en el comportamiento de muchas especies animales son la desorientación y confusión, atracción o repulsión por objetos y lugares con alteraciones de luz, desplazamientos forzados a zonas no aptas ni adecuadas, problemas en la competencia por alimentación y reproducción y problemas de comunicación, entre otros.


Todos conocemos el grave problema que representa la luz de casas, hoteles y avenidas junto al mar para las tortugas marinas y otros reptiles, por ejemplo.
Es la contaminación lumínica un desperdicio de recursos energéticos y, por ello, un mal uso del dinero público y privado, según especialistas.
Sin embargo, es tan necesaria en nuestros días ante la inseguridad.
Para conocer este tipo de contaminación y cómo evitar sufrir sus efectos, el Planetario de Playa del Carmen cuenta con un proyecto de ciencia ciudadana, en el que además de informar sobre la contaminación lumínica, promueve la participación de su medición y la evaluación del brillo del cielo nocturno.
El proyecto, como muchos otros, que ofrece el Planetario, es gratuito.
En ese y todos los proyectos de ciencia ciudadana el astrónomo del planetario apoya a los interesados para que hagan sus propias mediciones y no es necesario que conozcan del tema.
A los talleristas les entregan un medidor de contaminación y cada uno arma su propia ruta y mientras se apasionen en los temas astronómicos o del cuidado al medio ambiente, la edad es lo de menos.