Visión financiera
Inseguridad ¿cambio sin retorno?
Desbordante inseguridad padece Quintana Roo, como una peste, de norte a sur. No es exageración: en menos de 72 horas Cozumel, Cancún, Playa del Carmen y Chetumal, esos destinos privilegiados en belleza natural, ahora son escenarios trágicos.
Lo mismo atacan a ciudadanos, policías, a un líder de taxistas y a menores de edad en el sur, en ese que antes llamaban Chetumal, pueblo quieto, y que lastimosamente sumó ya 12 asesinatos con violencia.
Estrategias van, planes vienen, anuncios, promesas, resultados paliativos… Se piensa que no hay daño al turismo, si tan solo preguntaran a los tour operadores, a los comerciantes, a los propios taxistas la baja actividad que hay, durante las últimas semanas en Cancún.
Si contaran los negocios que se están cerrando.
Mando único, mando centralizado, Guardia Nacional… Todo se está quedando en palabras mientras aumentan las víctimas colaterales.
Esta serie de atentados contra la tranquilidad y las vidas de quintanarroenses ponen en evidencia la incapacidad estatal, municipal y federal para responder con eficacia y rapidez.
Ya no es solamente Cancún, la joya de la corona, la afectada. No se limita el accionar delincuencia a la Riviera Maya, cruza el mar hasta Cozumel, llega a Felipe Carrillo Puerto y hasta a Chetumal.
Parece que los que gobiernan no se dan cuenta de que está fallando la estrategia.
Empresarios, organizaciones, representantes religiosos, ciudadanía piden a gritos la respuesta, la exigen.
Ya no se trata de culpar, de atizar, se trata de que de verdad reaccionen y si la regaron con su estrategia no solo lo acepten, la cambien, actúen. Basta ya de cegueras, ego y diplomacia.
De lo contrario, sus arcos, sus cámaras, sus C4 no solo serán parte de esa crisis de credibilidad y desencanto.
Cada quien debe trabajar desde su trinchera: la iniciativa privada y los hoteleros lo hacen, la ciudadanía y los comerciantes, las organizaciones…
Qué falta. Actualmente los ciudadanos en Quintana Roo ya no abren las puertas de sus casas, ya no dejan como antes salir solos a sus hijos a jugar en las calles, por la noche se auto encierran. Adiós vida nocturna, adiós bullicio. Ni poder ir al cine, ni cenar en un lugar de hamburguesas… Vaya, ni al súper con hijos.
Antes con gusto se le decía a los turistas que solo se cuidaran de los cocodrilos si decidían caminar de noche por el Bulevar Kukulcán, ahora la percepción es tan distinta.
¿Qué más tendrá que ocurrir para que los quintanarroenses puedan volver a vivir en paz? Que de plano es ¿un cambio sin retorno?
Hoy más que nunca los quintanarroenses exigimos paz, seguridad y RESPUESTA.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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