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CANCÚN, QRoo, 8 de octubre de 2020.- Muchos años hemos rodado bajo la lluvia, en algunas ocasiones con tormentas tropicales sobre nuestras cabezas, otras con simples aguaceros que nos tocan en la ruta… Pero nunca me había tocado tomar la moto después de un huracán, técnicamente mi primera vez fue tras Delta, en Cancún.
Se escucha feo, pero me gustó… El huracán Delta llegó a Cancún con los peores pronósticos, un huracán categoría 4, se esperaban efectos catastróficos… Pero la vida, el destino, Dios, como usted mi amable Lector quiera llamarle, nos dio una muestra más de que detrás de la tormenta viene la calma y para mí la rodada.
Justo a las 4 horas lo más fuerte de Delta golpeaba nuestra casa en Cancún, justo a esa hora los abrazos familiares no se hacían esperar, las plegarias y las palabras de calma resonaban en los corazones, en las bocas de quienes lo vivimos… Para las 5 horas, la estructura de nuestra vivienda se cimbró, por un momento pensamos que caería, sin embargo los segundos pasaron, así los minutos y las horas.
El viento resoplaba y silbaba, pero seguíamos de pie y bien…
Para las 7 horas, el viento seguía resoplando con mucho menos intensidad que horas antes, la luz del sol apenas podía cruzar la densa nubosidad, un color grisáceo bañaba Cancún, pero bien dicen que una ciudad es tan fuerte como las personas que la habitan, y me queda claro que Cancún es y será una cuidad que no se dará por vencida,
Apenas la lluvia dejaba de hacerse presente, familias enteras salían a las calles para comenzar las labores de limpieza, lo primero era conocer las condiciones de los postes de luz y telefonía, segundo alistar machetes, hachas, seguetas, serruchos y motosierras. Bastaron dos palabras y los vecinos ya estaban cortando árboles, retirando ramas de las calles, ayudando a quienes se vieron más afectados, las catástrofes traen consigo la muestra de que somos solidarios.
Bastaron un par de horas para que árboles ancestrales quedaran reducidos a pedazos, luego de que Delta los arrancara de raíz, las calles que estaban inundadas de agua y vegetación, podían nuevamente ser transitadas, todo de la mano de la población, que no esperaron a las autoridades, pues tomaron en sus manos el trabajo para ayudar, para no ser parte del problema sino de la solución.
Cancún es hogar para valientes, para quienes se arriesgan, para quienes llegan sin nada y pueden luchar por todo, Cancún es tierra de todos, porque las tormentas forjan a los valientes.
Salí a ver los efectos de la tormenta en la moto y observé a militares, cuadrillas municipales y de la CFE, ciudadanos… todos unidos para liberar las calles, para que circulen los autobuses, para que los turistas puedan volver a sus hoteles, para que los albergues puedan recibir alimentos y suministros… Ver a una ciudad unida le da sentido a todo y ver esta maravilla a bordo de mi moto, completa la felicidad.
Solo faltaste tú, pero sé que estás conmigo, porque te llevo en el corazón.
¡Hasta el próximo abrazo!
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Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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