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Mal y de malas. A las equivocadas decisiones que toma el Presidente en materia económica habrá que sumar los tiempos complejos que ha enfrentado.
Ahora el pendiente toca terrenos de la carestía en los productos que integran la canasta básica.
Mientras que la inflación a la primera quincena de junio llegó al 7.88 por ciento, para la canasta básica la carestía suma hasta 14.3 %.
El 81% por ciento más que la elevación promedio de los precios con que se estima el porcentaje inflacionario en el país a la primera quincena de junio.
El Presidente anunció un esfuerzo más, importante según sus criterios, para fortalecer las líneas de acción que su gobierno ha tomado para evitar que la inflación siga incrementando.
Al momento de escribir estas líneas es solo un adelanto. Aún así hay que reconocer el desquiciado sacrificio fiscal que representa renunciar al IEPS en gasolinas con tal de que cada litro no tenga que venderse en más pesos de lo que ahora cuesta.
El mandatario sabe que políticamente la inflación daña su popularidad y planes post-gobierno… una flecha envenenada. No hay nada más impopular que el que los precios hagan que la oferta de alimentación en la mesa de las familias mexicanas se torne exigua.
Parte importante de la inflación que enfrentamos viene de fuera, de las facturas de productos que tenemos que importar porque nuestra economía es incapaz de satisfacer la demanda de las familias mexicanas. Importamos alimentos en grandes cantidades y con incrementos de precios relevantes en relación con meses y años anteriores.
Tan solo entre enero y abril de este año según datos de la Dirección de Análisis Estratégico de la Secretaría de Agricultura, se importaron un total de 32 mil 466 millones de dólares (mdd) entre productos agroindustriales, agrícolas, ganaderos y pequeros.
Ciertamente no es posible pensar que una nación sea totalmente autosuficiente en la producción de los alimentos que requiere o demanda su población, pero lo que más se acerque a ello será favorable para su suficiencia alimentaria.
Alejarse de ella pone al país en niveles de riesgo.
La inflación y en especial la que enfrentan los alimentos no es exclusivo de México, hay que insistir.
La casi totalidad de las naciones tienen vulnerabilidad en los precios de los alimentos que deben importar además que otros productos no vinculados con lo que se come.
Yo pensaba que un gobierno de izquierda como se dice que es el de AMLO
hubiese atendido de inmediato el problema de la producción de básicos en nuestra economía, problema que se viene arrastrando desde hace muchas décadas. Pero no.
Hay muchos factores que nos distancian de ser cercanos a la suficiencia en la producción de alimentos. Tenemos muchas tierras a las que tendríamos que incorporar sistemas de riego pues gran parte del territorio nacional orientada a la producción de alimentos sigue siendo de temporal. No hay suficiente tecnología en el campo a pesar de que ya no es tan cara como antes.
Pudo haberse atendido la muy baja productividad del sector primario, sobre todo de la parte central hacia nuestra parte sur del territorio nacional, el agotamiento de las tierras debido a la adopción acrítica de modelos de fertilización que favorecieron el uso indiscriminado de fertilizantes químicos que no son del todo eficientes y que agotan la vida microbiótica de la tierra.
Se pudo aprovechar la pandemia y el encarecimiento de los fertilizantes químicos que traemos en parte importante de Rusia para introducir con mayor fuerza el uso de biofertilizantes que multiplican las capacidades productivas de una tierra árida en su mayoría (más de 50 por ciento del país).
Pero nada o poco de lo anterior fue atendido, por lo que tenemos que recurrir a la importación creciente de alimentos. Tan solo desde Estados Unidos importamos 26 mil 600 mdd en alimentos con una tasa de crecimiento interanual de 40 por ciento en 2021.
Échele ojo al ritmo de crecimiento de estas importaciones desde la Unión Americana: maíz, 76%, Soya 40%, Lácteos 28%, Carne de Cerdo 45%, Carne de Aves 35%, Trigo 66.5% y Carne de Bovino 24%, Alimentos Preparados 32% y Fruta Fresca 37%.
Ritmos anuales de crecimiento de las importaciones desde Estados Unidos al 2021. (Datos publicados por El Economista en su edición del 11 de marzo del 2022).
Para no hablar de la intermediación que sigue siendo escandalosamente grande y que encarece los productos del campo en las mesas mexicanas más un factor que ahora nos damos cuenta existe y que tendría que reconocerse en su potencial para ejercer presión en los precios: los derechos de paso, de piso y los robos que desarrollan los grupos delincuenciales y que han dado evidencias claras de su poder en la determinación de los precios como fue el caso del aguacate y del limón, pero que no es privativo de esos cultivos.
Hemos consentido que la delincuencia organizada influya en el tejido económico y no reconocerlo es síntoma de que parte de quienes gobiernan no solo están equivocados sino además, están absolutamente ciegos. ¿Será?
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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