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Toma y daca de la relación México-Estados Unidos
Se humano.
Creemos que en el momento que toquemos con las manos la felicidad, automáticamente nos liberaremos de sensaciones sombrías como el dolor, la tristeza, la pena… Y, precisamente, puede que sea esa la razón por la que no la alcanzamos, porque jugamos con una teoría de base errónea. Quizá es esa tesis equivocada la que nos hace frustrarnos, la que nos hace pensar que no lo conseguiremos, la que nos aleja de ese estado ideal que habitualmente imaginamos cuando nos recreamos en el concepto de felicidad.
El experto en psicología positiva Tal Ben-Shahar, que lleva años abordando este aspecto con enorme determinación, asegura que solo hay dos tipos de personas capaces de anular los malos sentimientos, esos malos momentos que la vida nos trae de vez en cuando: los psicópatas y los muertos. Desde luego que visto así nadie querría situarse en ninguna de esas dos categorías. Todas nuestras emociones fluyen por la misma tubería emocional. No existe un conducto para lo bello y otro para lo feo, no hay cañería de alegría y otra paralela de pena. Todas las emociones se manifiestan por el mismo lugar, lo que produce que en el momento que bloqueamos las malas, sin querer hacemos lo mismo con las buenas. Este hecho se entiende perfectamente cuando vemos a un bebé llorar de forma desconsolada y, acto seguido, reír a carcajadas. O bien cuando aceptamos que un padre puede llegar a sentir algo de envidia por el plano prioritario que ha adoptado su hijo en su vida en pareja, al mismo tiempo que siente un amor descontrolado hacia él o ella. Es compatible, y lo es porque es humano.
Por eso Ben-Shahar nos invita en este camino a la felicidad precisamente a algo tan simple como eso, como otorgarnos el permiso para ser humanos. A concedernos el permiso a sufrir y disfrutar como formas compatibles de felicidad. Porque sería un hecho insólito, antinatural, raro, no sufrir por alguna de las desgracias que en nuestra vida a veces nos ocurren. Porque sufrir en un momento determinado, llorar o sentir rabia es tan humano como la felicidad. No hay nada malo en sentir envidia, celos, rabia… pero sí puede haber algo malo en nuestro comportamiento posterior en relación a estos sentimientos.
“Tratar de impedir que salgan las emociones negativas no hace sino intensificarlas y evitar que salgan las positivas. Hay que ser plenamente humanos”
Bendecido domingo.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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