FELIPE CARRILLO PUERTO, QRoo, 28 de diciembre de 2020.- Igual que las mujeres de La Esperanza, en el municipio de José María Morelos, las bordadoras de Xpichil, Uh May, Tabi, Betania y Felipe Carrillo Puerto conservan lo que las distingue como mayas: los hipiles que bordan con hilos de colores para contar sus historias y que llevan con orgullo.

En sus bordados reflejan historias, cuando bordan en sus casas y platican dejan volar la imaginación y recuerdan sueños y experiencias vividas, así, plasman en sus creaciones los puntos cardinales destacándolos con rombos que simbolizan los cuatro rumbos que recorren los mayas. Son referencia espacial y, en esa fusión de colores y sentimientos, sus bordados son una especie de guía espiritual.

Sus obras de arte trascienden la comunidad.

Amada Tah cuenta que, con un hipil tipo terno, que tardó 11 meses en elaborar al que agregó cubrebocas y balerina para el cabello, obtuvo el primer lugar en un concurso estatal de este año que termina. Dice orgullosa: “gracias a mi mamá, mi tía y mi abuela aprendí este arte ancestral”.

Las mujeres de La Esperanza, aunque no ganen concursos, cada año bordan hermosos hipiles que estrenan en noche buena y otras lo harán para celebrar la llegada del año nuevo.

Algunas se estancan a veces por varios años, como ocurrió a las bordadoras de la Red de mujeres de Unorca, debido a que fallecieron sus guías, a que se enfermaron o perdieron la vista y no hubo transferencia hacia las jóvenes. Pero ocurren cosas: se inicia una nueva etapa con el apoyo de jóvenes estudiantes, a veces son hijas o nietas de aquellas.

Con su iniciativa, muchachas del Instituto Tecnológico Superior de Felipe Carrillo Puerto que hacen su residencia de prácticas con la Red, las animan, se reagrupan y reabren de manera virtual su tienda Moda Maya Lool chulté en estos tiempos de pandemia, según nos explica Victoria Santos.

Existe al parecer una conexión espiritual entre ellas, a pesar de la distancia y de la pandemia que este año afecta la cotidianidad de las ciudades. Pero ellas, siguen bordando sus historias, reflejando la riqueza de su selva, flora y fauna bordando el árbol de la vida: che’o’ u kuxtal; los puntos cardinales de la cosmovisión maya: kan ti’its; a los animales del monte: ba’alche’ob; y las flores de colores: lool boonilo’ob. Ya sea con bordado antiguo, xooc bi chuy, o hecho a máquina de pedal, ellas ponen el corazón en sus prendas.