Sigue Atenea Gómez transformando Ciudad Mujeres
FELIPE CARRILLO PUERTO, QRoo, 25 de junio de 2019.- Como ocurre cada año, mayas armados con viejas escopetas custodian el bastón de San Juan en su recorrido por una veintena de comunidades.
La peregrinación por la selva maya se hace desde hace muchos años. Igual que como lo hicieron sus abuelos, es recibido con rezos, ofrendas, música de violines, tarolas y bombos, la misma música que acompañó a los ancestros en los combates contra los tsules/blancos, la que se escucha al hacer las ceremonias en sus iglesias, la que escuchan y bailan en los festejos tradicionales.
Llegó a Kopchén, comunidad que se localiza a 34 kilómetros de Felipe Carrillo Puerto, rumbo a Chetumal, que es sede de una de las más grandes e importantes fiestas de la zona maya y que dura una semana.
A la cabeza de la columna va un hombre tocando el caparazón de tortuga con el cuerno de un venado, el olor a velas e incienso encendidos se mezcla con los diversos aromas que brotan de la selva.
Los caminantes y el bastón de San Juan salieron y comenzaron su andar por las antiguas brechas hace más de dos semanas, la columna serpentea entre la selva que ve interrumpida su tranquilidad, pero sus habitantes como el tejón, el tsereque, el jabalí, el tapir, el jaguar y tantas aves mensajeras de Dios siguen y protegen a los caminantes.
Salieron de Kopchén a mediados de mayo y llegaron a este mismo lugar hace una semana, antes del noj k’íin/gran día, el de San Juan. Vienen y se van luego de celebrar cientos de mayas masewales de la región.
El peregrinaje fue largo y cansado, pasaron por Yoactún, Dzulá, Laguna Kanab, Chan Chén, Naranjal, Santa María, Yodzonot, Chancah, Mixtequilla, San Andrés, Xjazil,Uh May, Noh-bec.
Hay cansancio pero éste es curado con su fe y esperanza. Los indígenas caminaron sumidos en sus pensamientos, muy alejados de lo que ocurre y se comenta en los centros urbanos como Felipe Carrillo Puerto, la antigua Santa Cruz, Chetumal, Cancún o Mérida, Yucatán.
La visita del presidente y sus diatribas son cosas de otro mundo, están lejos del pensamiento y de las prioridades de los masewales que en estos días recibieron y ofrendaron a San Juan.
Su llegada es un festejo para el alma, es tiempo de lazos y espiritualidad antigua, es momento de rezos y ofrendas, la lluvia será premio y bendición de Dios para ellos.
Comentan que no se generalizan todavía las lluvias y las siembras de maíz están en riesgo de perderse.
Algo sucede en el mundo que no llovió el día de Santa Cruz, tampoco en los días de San Isidro y San Antonio, hay que continuar también los rezos y ofrendas a Yuum Chak/dios de la lluvia y los yumtsilo’ob/deidades del monte, comentan los que aún siguen su rezo y festejo en Kopchén.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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