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CANCÚN, QRoo, 24 de marzo de 2021.- Los habitantes de treinta fraccionamientos de Benito Juárez se unen y levantan la voz para denunciar lo que se ha constituido en una industria que les arrebata sus hogares mediante maniobras supuestamente legales y que , incluso, cuentan con el apoyo de policías estatales. Esa unión fue la que impidió un intento de desalojo en la supermanzana 215, a la altura de la calle Nicolás Bravo, a la altura de la manzana 8, en la casa número 5.
Son vecinos que tienen la voluntad de pagar los hogares de los que se han hecho con esfuerzo. Pero una red donde se articulan funcionarios corruptos, proyectos inmobiliarios fallidos y mala gestión, disfrazan de desalojos lo que en realidad son maniobras de despojo de inmuebles, denunciaron los vecinos, que acudieron a apoyar a los habitantes de la casa 5, no bien se percataron de la presencia de personajes que se decían facultados para sacarlos de su hogar.
En medio de una importante presencia policial, los habitantes de diversos fraccionamientos se manifestaron: “la gente no se niega a hacer los pagos por su casa, pero la deuda, que originalmente estaba contraída con la hipotecaria Su Casita, fue vendida a despachos jurídicos privados, pues aquella empresa quebró. Ahora, esos despachos se dedican a amedrentar a los habitantes de los fraccionamientos”.
Si bien es cierto que la autoridad municipal localizó una red de corrupción que mediante maniobras ilegales despojaron a docenas de propietarios de sus casas, el alcance del fenómeno es mucho mayor: “hay corrupción actuarial; hay corrupción y colusión entre los tribunales, las inmobiliarias y los notarios”, se quejaron. “Los bancos deben acercarse, la gente quiere pagar. Pero cuando quebró Su Casita, no se notificó a quien pagarle, el tiempo corrió, y después llegaron las demandas para quitarle sus casas a la gente. No permitiremos que sigan amedrentando a los vecinos”.
Reunidos en torno a la casa número 5 de Nicolás Bravo, los vecinos pidieron “que los bancos volteen a vernos. Queremos llegar a un arreglo, pero hay usura en los contratos: estas casas se compraron hace 13 años en 285 mil pesos y ahora resulta que cada propietario debe más de un millón de pesos”.
Es la desesperación la que orilla a los vecinos a reunirse: para proteger a los habitantes de la casa 5 de Nicolás Bravo llegaron niños, adultos mayores en sillas de ruedas, amas de casa. La meta es una: quieren defender lo que tanto trabajo les ha costado conseguir.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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