Visión financiera
* Hacia una isla llamada México
Andrés Manuel López Obrador se quita la máscara y en su desesperación abre cartas que lo pueden clasificar como un político autoritario, un gobernante dictador.
En sus fobias más recientes se descubre intolerante, dominado por el rencor y rígido enemigo de las reglas de la democracia. Lucha contra aquello en lo que no cree y que apunta hacia sitios distintos a donde él cree necesario llegar. Sus luchas han sido estrictamente dominadas por sus ocurrencias seguidas incluso por sus colaboradores más íntimos a sabiendas que el Presidente no tiene razón pero que no es conveniente disentir públicamente si ello los convierte en enemigos del mandatario.
Sí señor Presidente.
Entre los equipos de las corcholatas saben que hay temas que no es posible pisar porque son territorios minados. Nadie en la posibilidad de ser elegido por el movimiento de Morena quiere hoy expresar la más mínima posibilidad de pensar diferente a como lo hace el primer mandatario mexicano.
El Presidente ha demostrado una furia en contra de las instancias que en gran parte de los países del mundo libre son fundamentales para el funcionamiento de esos mercados dentro de la economía global.
Los organismos que marcan las reglas de la calidad de la libre competencia, las que garantizan las transparencia de la información, la que verifica el manejo claro y legal del ejercicio del recurso público y la legalidad de las adquisiciones. Desde luego que es importante un organismo que da certidumbre a elecciones y el comportamiento de los partidos y participantes políticos en esas contiendas.
Para no hablar del equilibrio de poderes en México. El Congreso mexicano ya se ha doblegado ante la voluntad presidencial que ahora se arroja en contra del Poder Judicial.
Su clara oposición a las reglas de la democracia y transparencia orienta a la figura del Presidente hacia el ejercicio del poder autoritario y dictatorial y pone a México en la mira del mundo como una nación más cerca de la tentación bananera que de poder desempeñar un papel claro del liderazgo en el escenario de la economía global en donde pudiéramos tener claras posiciones de ventaja tomando en cuenta nuestra vecindad geográfica con los Estados Unidos y Canadá en un contexto de acuerdo de comercio de la región con mejores calificaciones económicas del mundo vigente.
¿De que nos sirve ser la nación con mayores acuerdos en materia de comercio internacional si no somos respetuosos de las reglas del juego, justas o no, que dominan la relación de intercambio de inversiones, compra y venta de divisas y acciones, e intercambio de mercancías y servicios a nivel global?
El progreso es producto de traducir el crecimiento en desarrollo y en mejores condiciones para los habitantes del país. El dinero llega cuando hay operaciones que garantizan su respeto. Si no hay dinero no hay crecimiento, no habrá desarrollo y no habrá progreso.
En el mercado de divisas se transaccionan diariamente 7.5 trillones de dólares americanos cada día y ahí el peso es la quinta moneda transaccionada (Banco de Pagos Internacionales). El mercado de capitales o mercados bursátiles se manejan a nivel mundial más de 59 mil 400 empresas que reúnen 123 trillones americanos de capitalización.
En el comercio mundial de mercancías, según la Unctad, hay en intercambio anual más de 32 trillones al cierre de 2022. Al cierre del 2022 el mercado mundial de deuda acumuló 133 trillones de dólares americanos en su valor de los cuales el 45 por ciento se transacciona en el Norte de América con Estados Unidos participante de 51 trillones y el 39 por ciento del total mundial, Canadá con el 3 por ciento y 4 trillones de dólares americanos y México con el 1 por ciento del total y un uno por ciento del participación mundial.
Todo ese dinero se requiere y llega cuando hay reglas del juego claras que se respetan. Dejarán de llegar si ponemos más obstáculos a su presencia y funcionamiento.
¿No nos parecen justas? ¿No nos vienen bien? ¿No estamos dispuestos a observarlas? Bueno… entonces te sales del juego porque aunque injustas o inequitativas son las que privan en el mercado.
Si no te gustan las reglas intenta cambiarlas en el contexto de la participación de las mayorías en esos mercados. Si no tienes voluntad de hacerlo entonces te sales del juego pero no pretendes seguir en él realizando desde tu solo interés los cambios que te acomodan más a tus planes como nación porque ese juego no lo van a querer jugar los otros participantes.
El México autoritario en el que una voluntad es la que marca arbitrariamente las reglas del juego o cuáles se respetan y cuáles no difícilmente tendrá un espacio en la economía global. No parece nada recomendable que nos convirtamos en una isla.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo
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