Visión financiera/Georgina Howard
Mientras la futura Presidenta de México Claudia Sheinbaum recibía llamadas de la Directora General del FMI, del Presidente del Banco Mundial y del Secretario General de la OCDE, AMLO y los legisladores Gerardo Fernández Noroña e Ignacio Mier aseguraban, categóricamente que se aprovechará “la ventana de septiembre” para hacer las modificaciones constitucionales que están contenidas en la wish list del Presidente, entre las cuales, de manera preferencial, está en conseguir que los ministros de la Suprema Corte de Justicia sean elegidos por “el pueblo de México”.
En concreto, el Presidente desea que no haya poder que se le enfrente ni le frene las iniciativas que su cambio de régimen procura y que planea seguir moldeando ya como Expresidente de México.
Colocó como Presidenta del país a Sheinbaum no solo por ser inteligente y leal , sino porque bajo su perspectiva garantizaba la idea de mantener la continuidad a su real y soberano antojo.
Pugnó por una reelección enmascarada y le salió bien el resultado. Hasta ahora.
No podemos minimizar que México juega en las ligas de las economías mayores. Decimoquinto en la escala mundial, socio, aliado y vecino de la economía número uno del mundo, con un territorio vasto y generoso en recursos y con una población talentosa, sobre todo cuando se le capacita y se apoya su potencial.
México es una nación que tiene muchas áreas de oportunidad y tiene mucho que corregir para avanzar en conformarse como un país en el que se reduzca significativamente la pobreza, la inequidad y pueda presumir de sus sistemas de educación y salud, al menos, como de los más exitosos del mundo.
La idea de dinamitar lo que queda en la división de poderes garantiza un retroceso significativo en la posibilidad de avanzar hacia un esquema de nación desarrollada y con avance en lo social por el carril que hasta ahora se ha preferido.
Si seguimos en el planteamiento original de López Obrador y sus incondicionales, para avanzar primero hay que reventar lo que sigue de pie.
Ya sometió al Poder Legislativo. Con la abrumadora mayoría que tiene a partir de septiembre en las Cámaras Legislativas que las convirtió en sus sirvientes.
Ahora va por la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no se le quiso doblar ante sus iniciativas.
AMLO no puede contenerse. Una persona rencorosa jamás soportará el que alguien se haya opuesto en la materialización de sus anhelos.
Un Presidente que públicamente muestra su desprecio a la Ley (“no me vengan con eso de que la Ley es la Ley” o su sentencia de “ al diablo las instituciones”) no es un Presidente digno de confianza en los escenarios internacionales. Esas definiciones hablan de la forma en que un dictador piensa, no de cómo reflexiona un estadista (que AMLO jamás será por cierto, jamás).
La idea básica de no tener poder que se le oponga, pone en duda la viabilidad de avanzar en los terrenos globales en donde México ha logrado avances importantes que pudiera maximizar.
Le comparto algunas cifras, las más cercanas del escenario global en el que México participa desde 1994, cuando iniciamos la primera generación del Acuerdo de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos.
Cuando corre la segunda generación del acuerdo, que habrá de ser revisado en 2026, México, tan solo con Estados Unidos sostiene una relación comercial que entre enero y abril del presente año significó un intercambio bilateral de mercancías por un monto total muy cercano a los 272 mil 500 mdd (272 mil 478 mdd para ser exactos).
El comercio bilateral entre Estados Unidos y México en este periodo de enero a abril, de los años 1994 y 2024 ha crecido 773 por ciento.
¿Puede usted imaginar cuántos trabajos y sus correspondientes familias están vinculados directa o indirectamente a la relación comercial que sostenemos con la Unión Americana para no hablar de Canadá, nación con la que tuvimos en 2023 una relación bilateral de 31 mil millones de dólares si sumamos tanto las importaciones como las exportaciones de ambas naciones?Pensando en términos globales, México, Estados Unidos y Canadá debieran considerar definir algunas de sus políticas públicas como región.
Debiéramos alinear algunas decisiones como región para sacar adelante ventajas relevantes en los escenarios globales.
La reconversión energética, la generación y distribución de la energía eléctrica, la producción vehicular y su posterior exportación, la producción de micro componentes ya debiéramos contemplarla como un reto global y no como uno de carácter nacional.
Lo hemos dicho: un segundo piso del Temec.
México puede sacar muchas ventajas del Temec para no incluir en estas posibilidades nuestros acuerdos con muchas otras naciones que convierten a nuestro país como uno que cuenta con la mayor cantidad de ventanas y puertas abiertas en el escenario económico global.Pero en este escenario hay reglas.
Como en todo en la vida, participar en la dinámica global que refiero implica asumir reglas, plantearlas, aceptarlas, firmarlas y respetarlas, observarlas.
Haber firmado como país participación de nuestros socios comerciales en el terreno de la energía (petróleo, electricidad) y ahora no ofrecer garantías de que ello suceda no habla bien de México como socio comercial.
Contar con un Poder Legislativo y uno Judicial a merced de la voluntad de un mesías tampoco habla bien de México.
Doblar al Poder Judicial ahora, desaparecer los organismos autónomos varios de los cuales son colocados como una obligación en los acuerdos comerciales que sostenemos no solo con Estados Unidos y Canadá sino con muchas otras naciones en el mundo no avanza en la idea de una nación de vanguardia que promueve pero también garantiza la inversión extranjera a la que le ofrece trato de nacional y respeto y protección durante su presencia en el país.
Mientras Sheinbaum habla con Kristalina Georgieva (FMI), Ajay Banga (Banco Mundial), y Mathias Cormann (OCDE) en conferencias banqueteras o en el púlpito presidencial los extremos de la diversa familia Morena reiteran la promesa de que habrán de reventar al Poder Judicial como poder independiente y dique a las ocurrencias del mesías.
La Kakistocracia (Designa esencialmente a un gobierno formado por los más ineptos, los más incompetentes, los menos calificados) se puede topar con un liderazgo más capaz de entender lo que significa dinamitar lo que está de pie entre donde destaca el Temec y el escenario global en el que participa nuestra nación).
El momento de definir si Claudia será una pelele de su anterior jefe parece llegar más temprano de lo planeado.Y ojalá ejerza la decisión de reflejar que ella es la Presidenta y ya no más el mesías.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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