Mal síntoma
Que cada quien cargue con su fobaproa
Para la iniciativa de Ley de Ingresos 2022 no hubo en la Cámara de Diputados, el beneficio de una coma.
Prácticamente nada cambió ese cuerpo legislativo y lo mismo sucederá en la Cámara de Senadores, que en 11 días podrían haber realizado algún ajuste de los muchos que sugirieron los especialistas en materia fiscal sin que fueran realmente escuchados por quienes aprueban o no las leyes.
El jaloneo por la distribución de los ingresos que se planea comienza y hace evidente la falta de espacio fiscal que tiene este gobierno decidido a darlo todo por los pobres aunque, en el intento, invalide las posibilidades de tener éxito en combate a las circunstancias que combinadas generan la pobreza y la pobreza extrema en amplias regiones de este país.
Porque lo que hace es dar dinero a quienes están jodidos, pero no cambia las condiciones que han provocado el que se encuentren mal y no cuenten con los ingresos para cambiar su condición en el mediano o largo plazos.
Aunque en el trayecto ponga una apuesta en extremo arriesgada: compromete una gran cantidad de dinero sin garantía alguna de que las cosas, para más de la mitad de la población mexicana, cambien favorablemente.
Y en un año de recuperación económica con más complicaciones de las que se pudieron estimar, pone sobre la mesa un presupuesto muy comprometido, que deja poco margen para atender muchas de las necesidades que el neoliberalismo provocó, bajo la óptica de los estrategas teóricos del actual gobierno.
Mire. Sin probabilidades de que ello cambie, el presupuesto asignado al programa de atención a los adultos mayores para 2022 habrá de crecer 70 por ciento en términos reales respecto al ejercido en 2021.
Las razones por las cuales presenta tal crecimiento desmesurado es que el Presidente determinó no solo que la cantidad que bimestralmente se entrega a los beneficiarios del programa aumente de ahora en adelante, y si que la edad de quienes califican para este apoyo disminuya.
La combinación de ambos factores ocasiona que tan solo en 2022 el número de mexicanas y mexicanos que recibirán el apoyo federal crezca en dos millones.
Si en 2022 la cantidad de dinero necesario para cubrir este compromiso será de 238 mil millones de pesos, imaginemos qué va a pasar en 2023 y en 2024, cuando la cantidad que se entrega a nuestros adultos mayores se haya duplicado.
¿De donde saldrá el dinero necesario sin una reforma hacendaria de gran calado y sin crecimiento económico destacado?
Porque a la complejidad del proceso de recuperación luego de un año nefasto por la pandemia que hizo retroceder la actividad económica más de ocho por ciento, se suma un proceso internacional que reactiva la inflación global y recomplica el ajedrez operativo de la economía mundial con problemas en el traslado de las mercancías, rompimiento de las cadenas de suministro e insuficiencia en los commodities fundamentales.
Todo ello, componentes complejos, se agrava con una realidad de la que no se habla: la economía global no tiene margen suficiente para responder, mientras las deudas de las naciones ricas sigan creciendo de manera exponencial, y con la estimación de que esa economía global será ingobernable sin un replanteamiento estructural, que acuerde nuevos términos de intercambio de los ejes norte-sur y pobres-ricos, entre los cuales se prevé un rompimiento con las fuentes de energía fósiles con las que la economía global se ha fincado.
El Presidente no se equivoca al atender a la población pobre de su país.
En donde se equivoca es en la estrategia al hacerlo.
Ya lo habíamos dicho: su solución anual no cambia algo ni el año entrante ni en los sucesivos.
Ofrece una aspirina para un paciente que tiene un deterioro celular grave.
Tarde o temprano un gobierno federal tendrá que romper esa tendencia o el riesgo de no hacerlo lo condenará a adquirir niveles de deuda insostenibles o reformas hacendarias radicales.
Llegar a ese tiempo, implicará reconocer que en 2024 no habremos avanzado en la tarea estratégica de romper las condiciones que en México generan atraso social y el reto para atender el asunto saldrá más caro con condiciones más adversas.
Habremos perdido el tiempo.
Que cada quien cargue con su fobraproa.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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