Pronostican lluvias y chubascos este martes en Quintana Roo
La oportunidad que dejaremos ir
La irreversibilidad en el daño ambiental que hemos provocado a la tierra está peligrosamente “a la vuelta de la esquina”.
No debe el hombre de escatimar esfuerzos para tratar de evitar que se nos pase la alternativa de, primero, detener lo más posible el daño que seguimos provocando al medio ambiente y después, intentar revertirlo.
Esta imperiosa necesidad de aplicar esfuerzos para rediseñar modelos de producción limpios para generar la energía necesaria para la producción y el movimiento a nivel global, encierra una enorme oportunidad específicamente para el futuro de México.
Es un vagón de tren que parece especialmente diseñado para nuestro país y una oportunidad de oro para dar una estabilidad económica a México que complementaría las capacidades que nos ha concedido el Nafta y que el T-Mec pudiera incrementar exponencialmente.
Estados Unidos, socio comercial y vecino de México está empeñado en liderar el cambio energético mundial traduciéndolo en uno basado en las energías limpias.
Pero vamos por partes.
La reconversión energética comprende muchas áreas productivas en el complejo económico global pero una de ellas, la automotríz, es la que quizá ofrezca oportunidades más claras de aprovechamiento en lo inmediato.
Al menos EU ha comprometido en un futuro muy cercano a no producir más vehículos relacionados con el consumo de combustibles fósiles.
No es el productor más grande de vehículos en el mundo, ni el país que consume más autos, pero siempre se encuentra en la tabla alta de cualquiera de las dos listas.
En el año 2021 el mundo consignó la venta de 66.7 millones de autos nuevos, un 4.5% más que el año anterior, pero por debajo de lo que se vendió en 2019 (88.8 millones, casi 9 millones menos de los autos nuevos que alcanzaron a venderse en el año 2018).
Imagine el esfuerzo que implica para esta industria migrar de una infraestructura que produce principalmente autos que requieren gasolina a un modelo de producción que produzca solo autos eléctricos y en una transición muy breve, híbridos.
El esfuerzo será enorme.
Las inversiones necesarias para dar ese giro tendrán que ser mayúsculas como lo veremos un poco más adelante.
Pero el esfuerzo no para ahí. Ese es un capítulo, pero ni siquiera el más relevante en la reconversiòn energética mundial.
Centrémonos en la Unión Americana. Imaginemos el esfuerzo de generar la energía limpia que el tejido social y productivo requiere. El costo para atenderlo equivale a todo lo que los gobiernos de Estados Unidos han gastado en combatir el terrorismo desde el 2001 a la fecha.
Datos de Wood Mackenzie afirman que reemplazar los combustibles fósiles e incluso la energía nuclear con hidroelectricidad, biomasas geotérmicas, vientos y sol sin tocar lo necesario para reemplazar a la energía nuclear exigirá en los siguientes 10 años de 4 trillones de dólares americanos.
La construcción masiva de capacidades para aprovechar la energía que puede derivar del viento y del sol tan solo demandará de una inversión de 1.5 trillones de dólares americanos, sin contar con lo que habrá de exigir aumentar la capacidad de almacenamiento de 900 gigawatts.
Aparte, por supuesto, lo necesario para duplicar las capacidades de transmisión desde las 200 mil millas actuales a las necesarias 400 mil para antes de 10 años.
Esto exige, según documentos de la fuente consultada, de 700 billones de dólares americanos.
El esfuerzo automotríz tan solo exigirá que todas las plantas norteamericanas en Estados Unidos o cualquier parte del mundo se comprometan a cumplir con un nivel decreciente de emisiones de CO2 y exigir a sus proveedores la adopción de prácticas ecológicas y productivas que privilegien el consumo o la producción de energías limpias.
Esto será en territorio norteamericano o no.
Imagine la cantidad de inversiones que exigirá el proceso.
Tan solo una sola planta de la General Motors en uno de los 50 estados de la Unión se ha comprometido a invertir en cuatro plantas manufactureras para tener la capacidad de producción de las baterías que exigirá la reconversión energética de Estados Unidos.
En ello compromete la inversión de 7 billones de dólares con lo que generará 4 mil nuevos empleos de alta calidad productiva.
Para el año 2025 esta firma se ha comprometido a sostener una capacidad de producción de un millón de baterías para los autos eléctricos que produzca o que llegue a necesitar de exportar.
Este esfuerzo compartido por todas las automotrices americanas y las no estadounidenses que produzcan en ese territorio o fuera de él con la intención de exportarl autos o vehículos recompondrá los números deficitarios del comercio exterior de este país.
El esfuerzo de reconversión, se estima, redundará en 2030 en reducir en 38% las importaciones de petróleo hacia Estados Unidos.
Esto implicará poder reducir la compra al exterior de petróleo hasta 266 billones de dólares americanos.
La necesidad de producir millones y millones de baterias para autos que podrá demandar la Unión Americana, estima la creación de 350 mil nuevos empleos necesarios para la construcción de la infraestructura necesaria, la operación y el mantenimiento de esa red tanto de producción como de centros de recargas para los autos eléctricos.
Imagine lo que México puede representar si, al lado de Canadá y Estados Unidos nos comprometemos como bloque económico productivo.
México tiene en su futuro inmediato la oportunidad de sentarse con Canadá y con Estados Unidos para establecer un plan trilateral, como región asociada, y convertirse en un polo a la vanguardia de la reconversión hacia modelos que consuman y promuevan la generación de energías limpias.
Este reto implica la inversión de miles y miles de millones de dólares y puede comprometer la reinstalación de plantas productoras o ensambladoras norteamericanas o canadienses en nuestro territorio, el aprovechamiento de nuestros recursos naturales entre los cuales se encuentra el viento, el agua y el sol en favor de generación de energías amigables con el medio ambiente.
Estas oportunidades no solo representarán inversiones altas en nuestro territorio sino también significan la creación de empleos con altos niveles de ingreso y prestaciones así como la oportunidad para garantizar la absorsión de mano de obra mexicana eventual tanto en Canadá como en Estados Unidos.
Hacer confluir políticas públicas para este efecto representaría para nuestra nación una mucha mejor perspectiva económica al igual que para las familias y sus integrantes.
Aunque claro que para que esto sea posible, se requiere de visión que no es un activo existente en el Gobierno Federal, de ahí el título de esta columna.
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Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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