
Grandes Pymes
El engrudo se ha hecho bolas
Una persona muy ligada al Presidente, uno de sus tantos asesores, afirma que el mandatario mexicano está especialmente molesto por como están saliendo las cosas.
Me asegura que trabajar cerca de él, para la mayor parte de los colaboradores, se ha convertido en una verdadera pesadilla.
Y vendrán más complicaciones seguro, sobre todo si el conflicto bélico en Europa se mantiene en la indefinición y no hay un claro cese al fuego.
Los precios de granos y energéticos mantendrán una volatilidad relevante.
El Petróleo ha variado más de 30 por ciento en los 20 días que lleva el mes de marzo.
Un precio alto del crudo internacional tiene dos consecuencias para México: por un lado nos favorece ya que para 2022 se presupuestó uno ligeramente mayor a los 55 dólares barril promedio en el año.
Nos perjudica por el lado de los energéticos que tenemos que comprar porque somos claramente insuficientes tanto en la producción de gasolinas y diésel como otros carburantes como turbosina y para no dejar de mencionar el gas LP y el Natural.
Por un lado, ganamos, pero por el otro perdemos.
El saldo sigue siendo negativo. Compramos más de lo que exportamos.
En la columna de la semana anterior hablamos del sacrificio fiscal del Gobierno para evitar incumplir la promesa de no autorizar gasolinazos, así como desactivar una mayor presión inflacionaria en la economía.
Este sacrificio puede mantenerse por un tiempo, pero no por varios meses.
Por lo pronto enero de 2022 nos da una muestra de la pesadilla que el mes de febrero y el de marzo pueden representar para las cuentas nacionales.
En enero de este año solo se cobro 47 por ciento del IEPS esperado por la venta de las gasolinas durante el primer mes del año.
Esto representa, respecto al máximo esperado, una pérdida de 12 mil 700 millones de pesos (mdp).
Se recaudaron 11 mil 315 mdp, y se dejaron de recaudar, por la existencia de subsidios a los particulares, más de 12 mil millones, lo que es el nivel más bajo de recaudación en siete años.
Enero aún no implicaba la extensión del apoyo fiscal hacia los impuestos (ISR e IVA) en el que pudieran apoyarse los expendedores de combustibles que aparecieron posteriormente para evitar gasolinas caras.
Hacia mediados del mes de marzo se llegó a afirmar que nuestro país destacaba por ser la nación latinoamericana con precios de gasolinas más baratos de la región cosa que no es cierto.
México tiene, en un grupo de 170 países del mundo el lugar 60 en cuanto a precio de gasolina regular.
Hay 110 países con gasolinas más caras. La más barata, en Venezuela a 25 centavos de dólar el litro y la más cara en Hong Kong a 2.99 dólares americanos el litro.
Hay cinco países latinoamericanos con gasolinas más baratas: Argentina, Ecuador, Colombia, Bolivia y Venezuela.
Si la guerra iniciada por Rusia se extiende en el tiempo y los precios de combustibles siguen volátiles como hasta ahora, el entorno presupuestal en México se va a complicar de manera evidente.
Vendrán como posibilidad dos alternativas: o México toma un préstamo que permita así compensar los ingresos fiscales que no hayan llegado, o bien aplica un ajuste al presupuesto.
Lo primero es impensable porque es uno de los paradigmas comprometidos por la biblia política de López Obrador. Lo segundo ya ha sido practicado por el Presidente y su equipo de trabajo.
Pudiera decirse que incluso parece que el Gobierno le tiene cierto gusto a la austeridad Franciscana.
Pero la realidad le trae al Gobierno de México otro obstáculo.
Inicialmente se ha presupuestado que la economía crecerá 4.1 por ciento. Ahora solo la administración federal cree factible llegar a esta meta. Los intermediarios financieros, empresas financieras privadas nacionales y extranjeras así como consultores descuentan que la economía crecerá menos de 2 por ciento tanto por el concierto internacional incierto y difícil como por la falta de confianza que ha provocado, desde 2018 una suerte de astringencia de la actividad inversora.
No hay confianza, no se ejerce la inversión.
Una economía que crece 4.1 por ciento anual implica un nivel de consumo y actividad del tejido empresarial y ciudadano.
Crecer menos de 2 por ciento implica menos compra, menor actividad y, por ende, un menor ingreso fiscal y específicamente un menor nivel de recaudación del IVA.
Los planes de ingreso no se cumplen ni por el IEPS ni por el IVA ni por el ISR.
Agregue a los tropiezos por el asunto de la guerra en Europa y sus consecuencias en los precios de granos y combustibles una menor actividad recaudadora y un ritmo de consumo disminuido de la actividad consumidora en el mercado interno.
Menos impuestos, más gastos y menor energía de la economía pudieran significar importantes tropiezos para la administración que encabeza López Obrador.
No será lo que reste del año un paraíso y las broncas entre los principales colaboradores de AMLO ya lo han dejado expresar.
Será por eso que anda mal y de malas.
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Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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