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Las remesas de mexicanos en Estados Unidos
La realidad económica del mundo, no solo la de México, es muy diferente a la que prevaleció en las décadas de los años setenta y ochenta.
Nuestro país ocupa ya un lugar distinto respecto al que ocupamos al inicio de los años ochenta y en muchos sentidos, seguimos siendo privilegiados por nuestra extensión territorial, ubicación dentro del globo terráqueo, la vecindad con la nación que por el momento lidera la economía mundial, por el compromiso de beneficio comercial con las dos naciones al norte de nuestra frontera y por nuestro límite costero, que nos obsequia más de 10 mil kilómetros de litoral que hemos desaprovechado terriblemente.
Enorme potencial tenemos, pero la manera de desaprovecharlo ha sido sistemática y terrible a lo largo de más de 40 años.
Le aseguro que este Gobierno Federal no será la excepción.
Al cierre de estas líneas, el Presidente de México ha declarado que “ya no somos una colonia”, haciendo referencia al conflicto que existe entre nuestra nación y nuestros socios comerciales en el T-MEC por el tema energético.
Y ante ello se antoja comentar la enorme capacidad que tiene el primer mandatario de nuestra nación para destruir valor de nuestra economía.
Le voy a ofrecer muchos números vinculados todos a una realidad que puede aportar elementos de demostración lo absurdo que significa el complicar una realidad que es el sostén fundamental de nuestra economía, que genera trabajo de buen nivel de remuneración y beneficios sociales y que es responsable del 38.17 por ciento del PIB.
Hablamos del complejo del ecosistema comercial vinculado al exterior que tiene México.
Del total de nuestras exportaciones, el 94 por ciento no son petroleras, en contraste extremo de los años setenta y parte de los ochenta, donde el 75 por ciento de las exportaciones nacionales eran vinculadas al petróleo.
Del total que exportamos, 81 por ciento tiene que ver con Estados Unidos específicamente.
Tan solo en los primeros 42 meses de gobierno del Presidente AMLO por la relación comercial con Estados Unidos hemos conseguido un superávit comercial (tan solo con la Unión Americana, insisto) de 379 mil 530 millones de dólares. Esto supone un total de 7.8 billones de pesos. Pero vamos un poco más allá.
En 28 años de relación comercial (NAFTA Y TMEC) hemos vendido a Estados Unidos 6 trillones 201 mil 540 millones de dólares en mercancías y del balance comercial obtuvimos un superávit comercial (diferencia entre lo que les vendimos y lo que les compramos) por un trillón 508 mil 524 millones de dólares americanos.
Todavía la relación comercial con Estados Unidos y Canadá es una suerte de carretera pavimentada con suficientes carriles y bases sólidas, que nos permiten pensar en segundos pisos que complementen nuestras economías y ofrezcan a nuestra nación posibilidades de tener en México a esa mano de obra que migra hacia la nación del norte buscando mejores condiciones de ingreso y de vida para sus familiares que se quedan en nuestro territorio.
México puede, al lado de Estados Unidos y Canadá, consolidar una relación de conveniencia trilateral que beneficie a nuestras poblaciones y conceda posibilidades sólidas de que consigamos un país de paz y prosperidad.
Ahora, meterle la mano a la turbina del avión México, a la turbina que más aporta al país, con el único ánimo de recrear condiciones que ya no existen ni habrán de presentarse jamás, me parece francamente un despropósito que garantiza al actual Presidente un lugar en la historia que nunca imaginó.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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