Visión financiera
Cuando el Presidente de México señala que el desacuerdo de Canadá y de Estados Unidos en relación al tema energético dentro del TMEC involucra a la soberanía nacional, el tiro está cantado.
En nuestra juventud un tiro hacía referencia a una bronca, a una pelea callejera entre dos muchachos o muchachas.
Y es cantado porque cuando el Presidente hace referencia que el diferendo toca terrenos de soberanía no hay nada, absolutamente nada, que negociar.
Un centímetro, un milímetro cedido sería una entrega de parte de la soberanía, la que no se negocia ni se cede por cuestiones de principios.
Quien argumenta asuntos de soberanía nada tiene que negociar. Estados Unidos, Canadá y México se sentarán en la mesa a dialogar cuando los negociadores mexicanos saben que la tienen perdida.
Llegaremos a la instancia de los Paneles previstos en las reglas del T-MEC y ahí tampoco se vislumbra posibilidad de que haya entendimiento.
Los países socios podrán imponer sanciones unilaterales y las empresas afectadas podrán acudir a instancias internacionales para demandar a nuestro país al igual que, posteriormente, los Estados.
La cantidad de problemas legales augurarán una factura alta.
Eso ya sucederá hacia la segunda parte del año entrante o quizá, ya con más seguridad, hacia principios de 2024. Para entonces también México, Estados Unidos y Canadá, como la economía global, ya estarán en proceso de desaceleración económica global que también habrá de afectarnos.
Ingresaremos a esa etapa económica global en una debilidad evidente luego de años en los que nuestra inversión pública y privada no hayan sentado las bases para podernos defender de la recesión global.
En cuanto a la inversión privada se ha registrado un proceso muy acusado de retracción de ella en el pasado reciente y particularmente desde la segunda mitad del año 2018.
Desde febrero de 2019 hasta marzo de 2021 sumó 26 meses de contracción consecutiva en sus comparativos anuales.
En la segunda mitad del 2018, la Inversión Fija Bruta, indicador que refleja el nivel de adquisición de maquinaria y equipo de la iniciativa privada para fortalecer sus capacidades de respuesta ante la demanda del mercado, presentó tres meses de caída en su comparativa anual (respecto al año 2017). Ese indicador cayó en el mes de agosto -2.3% , en noviembre -3.4 % y en diciembre -7.6 por ciento.
Las caídas, ya en el terreno de 2021, se atemperaron e incluso fueron precedidas por 14 meses de ascenso en el indicador mencionado.
Lamentablemente, las caídas fueron mucho más pronunciadas que los avances posteriores (por cada punto de ascenso ha existido tres de descenso).
El nivel de la inversión actual, mayo de 2022, es muy similar al que tuvimos en abril del 2019 o en el mes de abril del 2017.
La debilidad de la inversión refleja la falta de confianza de la iniciativa privada en las decisiones personales del mandatario mexicano y en la falta de certidumbre jurídica que hay en el país tanto para extranjeros como para mexicanos.
El conflicto en el TMEC en materia energética nos saldrá carísimo y anticipa sin duda una muy probable pérdida del grado de inversión y el deterioro progresivo de las cuentas nacionales.
Ahí se tendrá que sentir el derrumbe económico y la crisis entrará por las puertas y las ventanas de las familias mexicanas.
No lo deseamos, por supuesto, y como mexicano debo desear que ese escenario no se cumpla. No me place que al Presidente le vaya mal porque si le va mal a nosotros nos va a ir mucho peor. Pero así se ve y así lo comparto con pesar y mucha preocupación porque en este país al que muchos de nosotros queremos viven nuestros hijos y habrán de nacer, si no es que ya lo hicieron, nuestros nietos.
Consecuencia de consentir que en el país permitamos que una persona tome decisiones en nombre de más de 127 millones de habitantes.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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