Visión financiera/Georgina Howard
* Un largo y estrecho pasillo
El año de 2024, y la sucesión de mando Presidencial que comprende, no debería será el escenario de una nueva crisis económica para México que nos recuerde el clásico fin de sexenio con descontrol en las finanzas, las especulaciones políticas, nerviosismo ciudadano, depreciación de la moneda y retroceso importante para el sexenio que inicia, como ya sucedió en el año de 1982 y en el de 1994.
Años que la mayor parte de la población en el país no recuerda porque no lo vivió.
Recorremos ya un largo y estrecho pasillo que, de llevarse limpiamente el proceso electoral y su resultado, limitará las capacidades de operación económica del siguiente gobierno lo encabece quien lo encabece.
La salida a ese pasillo largo y estrecho que limitará la capacidad de maniobra en lo económico, será una reforma hacendaria o una reforma fiscal que iniciará, en el mejor de los casos, a mitad del tramo sexenal, en 2026.
De no respetarse el proceso electoral y su resultado las cosas en lo económico se pudieran complicar sin duda. Si el gobierno opera una elección de Estado, con organismos y participación de dependencias y contingentes que solo pueden ser movidas por el Estado y gana su candidata puede no pasar nada, más allá de la indignación de quien se sepa defraudado en su voto. Otra cosa sucedería en otro escenario.
Si la elección de Estado no opera con eficiencia y la candidata preferida por el Presidente pierde en las urnas, es previsible el berrinche del Presidente, las acusaciones a diestra y siniestra y la adopción de posiciones que contribuirán, por lo menos, en una pérdida del valor de nuestra moneda respecto al dólar norteamericano. Los especuladores profesionales son rápidos para mover sus capitales, por lo que al menor indicio de inestabilidad, mueven sus recursos a otras posiciones o plazas.
Podemos también provocar el Efecto Pigmalión, una profecía autocumplida que provoca que la expectativa respecto a hechos futuros se conviertan en realidad por la manera en que todos actuemos en relación a ese proceso que aún no se presenta.
Nosotros ciudadanos podemos generar la crisis que tememos con actitudes generalizadas que provoquen el resultado que no se quiere y al que se le teme.
Aun pensando en positivo, quien gane las elecciones el año entrante tendrá que recorrer el mismo largo y estrecho pasillo hasta no conseguir una reforma hacendaria que amplíe el margen de maniobra heredada.
El gobierno que viene requiere de más dinero para plantear las bases de un Sistema de Salud que supere ampliamente el Frankenstein en el que concluyó el actual. Más dinero para imaginar y operar una Reforma Educativa en serio, suficiente espacio económico para mejorar sustancialmente el potencial de nuestra sociedad comercial con la Unión Americana, aplicar velocidad a la infraestructura necesaria para que el nearshoring se consolide como una opción de mediano alcance, aplicar mejoras a nuestras carreteras, puertos, aeropuertos y toda la infraestructura requerida para multiplicar las acciones de apoyo a la turbina del comercio exterior mexicano.
Todo eso demanda $, mucho $$$$$.
Se requiere además Imaginación para crear las condiciones que mejoren las perspectivas del mañana, generen inversión sobre todo en los estados y regiones donde el país es una fábrica de pobres y mejorar el escenario de la dinámica moral colectiva tratando de reunificar a la sociedad hoy dividida por las inconcebibles voluntades de un mesías.
Se va a necesitar mucho dinero para poder enfrentar al otro u otros que se creen tan fuertes como el Estado y lo retan a jugar vencidas.
Seamos responsables y no pensemos ni hablemos del mañana en la dinámica de la crisis que viene. El año que viene será complejo, pero no trae de la mano la crisis de las que muchas personas o sectores comienzan a hablar.
Las opiniones y conclusiones expresadas en la columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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