Visión financiera/Georgina Howard
La pregunta es reiterada, insistente y hasta morbosa.
¿Cómo es posible que un presidente, como López Obrador, que llegó al
poder como el más votado, con el poder absoluto, la legitimidad total y una simpatía sin igual, al final del primer año solo arroje resultados que no son más que un fracaso de escándalo.
¿Qué pasó con el poderoso bono democrático, con el respaldo sinigual de 8 de cada 10 mexicanos; con la elevada esperanza ciudadana y las promesas impensables?
Toda esa expectativa histórica se vino abajo en solo 12 meses y hoy no están con López Obrador más que cinco de cada 10 ciudadanos y dos de cada tres de sus votantes. Todo ello sin contar con la terca realidad que confirma que la popularidad presidencial sigue cayendo.
¿Qué no entendió el Presidente más votado?, ¿qué no aprendió el candidato eterno en los 18 años de campaña?, ¿de qué está hecho el Presidente mexicano que es incapaz de un solo acierto?
Y es que podrán decir misa los propagamdistas ciegos y sordos del Presidente, pero lo cierto es que por lo menos en el primer año de gobierno nada de lo que ha hecho López Obrador ha resultado positivo.
Peor aún, todos los pronósticos apuntan a que el segundo año será peor que el primero y el tercero peor que el segundo.
Acaso por eso el enojo social y el repudio creciente. Y es que por más que se maquillen los datos duros y por más que el Presidente diga que “tiene otros datos”, el día a día de millones de mexicanos es demoledor.
El desempleo no parece tener freno y, contrario a las promesas del candidato López Obrador, los datos oficiales del primer año del Presidente apuntan a la pérdida de 2.5 millones de puestos de trabajo, entre plazas privadas y puestos públicos.
El candidato ofreció convincente que en su gobierno la economía tendría un crecimiento de entre 4 y 6 por ciento. Sin embargo, el Producto Interno Bruto –el crecimiento de la economía–, será de cero, lo que significa que seguirá el desempleo, que continuará la incertidumbre y que la confianza en México para traer inversión directa no se recuperará en muchos años.
Pero los anteriores no son los resultados más preocupantes. No, el mayor escándalo en el primer año del gobierno de AMLO es el fracaso en la seguridad y la violencia; fracaso que supone una fea alianza con el crimen.
Y el Presidente y sus aplaudidores pueden decir misa y pueden voltear para otro lado, pero lo cierto es que son muchos los indicios de que el nuevo gobierno no está dispuesto a combatir a las bandas del crimen organizado y, sobre todo, que solapa a los cárteles de la droga.
Todo ello en medio de la violencia sin freno que aterroriza a lo largo y ancho del país, al grado que gobernadores ya hablan de narco-terrorismo.
Incluso a su llegada a México, el propio embajador de Estados Unidos, Christopher Landau reconoció que en México, regiones completas están en manos del crimen organizado.
“Ya hemos visto en varias partes de México, hay hasta como (un) gobierno paralelo de los narcos en ciertas partes de la República, donde parece que todo va normal, ¿verdad?
La gente va a la escuela, al cine, pero no se meten con los narcos, ellos realmente tienen ese poder. Esto no puede ser. El territorio donde (los narcos) tienen ese poder continúa expandiéndose a través de la República. Es tan importante el futuro de México que si no lo combatimos ahora, esto se va a volver mucho peor”, declaró en un foro organizado por el Tec de Monterrey a pocos meses de llegar a México.
A lo anterior se debe agregar la creciente inconformidad por el fracaso en todos los frentes de la administración pública, en especial en sectores como los de la salud y la educación, que en cualquier momento harán crisis.
¿Qué pasó?, ¿por qué el fracaso estrepitoso de un gobierno que creó una de las mas altas expectativa en décadas?
¿Por qué la voz popular moteja a los secretarios de Estado como “floreros”, mientras que el Presidente parece dar palos de ciego en todos los frentes?
Lo cierto es que la respuesta al fracaso la conocen todos, pero no todos la quieren ver y menos aceptar.
El fracaso del gobierno de López Obrador es resultado de la escasa o nula preparación del Presidente y de su gabinete; producto de la ignorancia y hasta el analfabetismo sobre el ejercicio del poder.
Claro, además de la tara autoritaria de un gobierno que hace todo por regresar al pasado. Por eso la pregunta obligada que, curiosamente, tampoco quiere ser escuchada.
¿Hasta cuando tolerará la sociedad mexicana a un gobierno de ineptos?
Al tiempo.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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