La Tarea del Jueves
El título de la tarea que este jueves tengo el agrado de compartirte querido lector, es un refrán popular que significa que no se necesita de aprobaciones ni de comparaciones para hacer el bien; también tiene la connotación de que el bien se hace siempre de forma desinteresada, pero ¿cómo funciona en nuestra vida diaria? Lo cierto es que esto tiene que ver con la bondad humana, como tal, es la única inversión que nunca falla. Es decir, que sembrar buenos actos revierte en un beneficio universal, pues digamos que hacemos florecer los corazones que tocamos con ella.
David Keltner, profesor de la Universidad de Berkeley, Estados Unidos, citado en el artículo que hoy te comparto, en el blog “la mente es maravillosa” nos señala algo importante.
- Como director del “Centro para la investigación de la bondad” señala que los valores que sostienen a nuestras sociedades modernas, a veces, derriban por completo nuestra tendencia natural hacia la compasión o la bondad.
- Cuidar de esta dimensión garantiza no solo crear civilizaciones más respetuosas, sino que además, estudios como los llevados a cabo por el doctor en neuropsicología, Richard Davidson, de la Universidad de Madison (Wisconsin), la clave del auténtico bienestar es practicar la bondad.
En este sentido, tenemos que evitar aquellas actitudes que nos justifican no mover ni un dedo por los demás pensando que otro que venga detrás lo hará. Recordemos que el mundo se hunde con la maldad y se eleva con la bondad.
Dicho de otra manera, la bondad es la expresión madura de la experiencia humana que pone el énfasis en el beneficio mutuo. Es decir, es el fiel reflejo de un corazón educado y emocionalmente inteligente que todos deseamos poseer.
No se trata de tener buenos pensamientos, sino de realizar buenas acciones que conviertan ese deseo en realidad. Asimismo, trabajar en nuestra capacidad de ser generosos, amables y considerados nos ayuda a potenciar nuestra seguridad interior.
Por otro lado, cabe destacar que detrás de ciertas sonrisas no se encuentra la felicidad en sí misma, sino la bondad de aquellas cosas que no contamos ni lloramos, pero que permanecen en nuestras vida y en la parte más emocional de nuestro corazón.
Así, nuestros actos son el reflejo de nuestra alma, pues constituyen nuestras miradas al mundo. Contribuimos a la belleza del mundo demostrando que la única muestra verdadera de superioridad es aquella en la que se aprecia el valor de ser bueno.
Hoy, querido lector de estas tareas es un buen día para tender una mano o escuchar pacientemente a los demás.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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