Descomplicado
La Tarea del Jueves
Cuentan, que una vez un hombre envió a su joven hijo a llenar un cántaro al río, y le dijo que volviera lo antes posible. El joven obedeció, y fue hacia el río mientras su padre le observaba de lejos.
Entonces éste vio a su hijo poniendo el cántaro debajo de una cascada, y la fuerza del agua fue tal y la cantidad tan grande, que el líquido no logró entrar al recipiente, pues su cuello era demasiado delgado. Cuando el hijo llegó con el cántaro, le mostró cómo el cuello del mismo había sido roto por el fuerte y constante golpear del agua. Además, este hecho provocó que el agua llegara turbia y sucia.
El padre preguntó entonces:
–¿Por qué simplemente no sumergiste el cántaro en el río?, ¿no veías que el agua de la cascada era demasiada para el cuello del cántaro?
El hijo contestó:
–Sí, pero es que quería llenarlo lo más rápido posible.
Muchas veces tratamos de “llenarnos” a nuestro tiempo en un mundo acelerado y convulsionado. Hemos de conocer nuestra capacidad, y saber que si hacemos las cosas como nosotros muchas veces queremos, podemos hacernos daño, pues no estamos capacitados para hacerlas en ese momento… por eso logramos las cosas a medias y el agua que conseguimos no es pura ni cristalina, sino turbia.
Queremos tener todo “ya” y en el proceso, muchas veces nos lastimamos por no dejarnos sumergir poco a poco en la corriente calmada del río.
No debemos de intentar hacer las cosas esenciales en un momento acelerado, hemos de darle tiempo al tiempo y así, poder llenar nuestro cántaro hasta el tope, con paciencia, sabiduría y sobre todo felicidad.
“Afortunado es aquel, que de su tiempo hace una espera, siembra un aprendizaje y vive un sueño”.
Que tengas un maravilloso y bendecido jueves.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo.
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