
Grandes Pymes
El pánico silencioso evita poner sobre la mesa un temor: ¿Y si las quiebras bancarias recientes son solo el principio de una crisis financiera profunda de mayor gravedad que la que inició en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers?
Hay elementos como para pensar que los componentes de una crisis global de dimensiones históricas están presentes aunque escondidos debajo de la mesa.
Las economías desarrolladas y la industria financiera global han abusado de los Esteroides financieros utilizados so pretexto de evitar una crisis sin precedentes. Han abusado de recursos monetarios no convencionales y ahora temen que en el exceso incurrido estaría la semilla de una crisis imposible de dimensionar.
Se ha inyectado una cantidad mayúscula de dinero con el ánimo de mantener a flote economías que se fueron acostumbrando al sobre estímulo monetario como lo representa la política de expansión cuantitativa.
Expansión cuantitativa es la traducción del término Quantitative easing que no es otra cosa más que inyección artificial de dinero a una economía, con tal de evitar que ésta incurra en patologías que pongan en riesgo la caída de la economía en prolongados procesos de enfermedad (lo que sería el equivalente a una crisis recesiva -contracción económica-, deflación -caída generalizada de los precios lo que es más temido que la inflación-, estanflación -estancamiento de la actividad económica con elevación de precios- , crisis inflacionaria -elevación generalizada de los precios en una economía- o depresión económica -caída generalizada, profunda y prolongada de la actividad económica- ).
El antecedente del mecanismo monetario de la Qe (Expansión cuantitativa) lo tenemos en el Banco Central de Japón en finales de la década de los noventa, principios de la primera década del siglo 21 y fue un recurso socorrido y usado de manera constante tanto por el Banco Central Europeo, el Banco Central de Inglaterra, el Banco Central del Japón y la Reserva Federal Norteamericana.
Miles y miles de millones de dólares invertidos en la compra de Bonos gubernamentales en manos del sector financiero privado o de activos vinculados a propiedades inmobiliarias llegaron a la economía vía los recursos que se pagaba al sector financiero que tenía esos Bonos o Activos relacionados con propiedades inmobiliarias.
Así enfrentaron las grandes economías los riesgos de recesión posterior a la quiebra de Lehman Brothers. Evitaron así, al menos temporalmente, la caída de las economías. Equivaldría a lo que significa en un paciente grave el aplicarle terapias que sobreestimulen su capacidad de reacción para evitarle la muerte.
Incluso estudios académicos señalan que se habría invertido en estos métodos de alivio hasta 22 por ciento del PIB mundial (Carlos Arenillas en El País, septiembre del 2019). Si se percata usted, en el cálculo que menciona el periodista Español no está considerada la inmensa cantidad de dinero invertida en atender las posibles consecuencias de la pandemia del coronavirus.
La derrama de dinero ya era grave y enorme antes de que se aplicara el mismo remedio para evitar recesiones por la pandemia en el 2020-2021.
Esta enorme cantidad de esteróides financieros, mantuvieron a las principales economías del mundo de pie pero desencadenaron fuerzas económicas que hoy comienzan a reconocerse e intentan sofocar.
Las presiones inflacionarias posteriores a la pandemia se pensaron temporales y ahora, para el caso de la economía Norteamericana, Estados Unidos ha enfrentado medicinas de agresivas alzas en su tasa de interés de referencia (de un virtual cero por ciento a poco menos de 5 por ciento en un año) y la economía no muestra aún claras muestras de intimidarse siquiera.
Posiblemente la sobre estimulación que se le aplicó entre 2008 y 2022 generó factores que hoy impiden provocar una ralentización de esa economía.
La súbita caída de los bancos de Silicon Valley y Signature Bank y en la mira First Repúblic Bank y en Europa las contracciones de Credit Suisse nos indican que el alza de tasas está generando problemas en la industria financiera y que pudiera estar gestándose un ambiente que detone una mayúscula crisis global que pudiera considerarse como la madre de todas las crisis.
Hay un temor implícito en todo este escenario con perspectivas catastróficas: el sobre endeudamiento mundial. Las principales economías en el mundo , pero no solo ellas, enfrentan hoy un nivel de deuda que parece ya imposible de sostener.
Según la Cia world factbook el nivel de deuda global mundial o global alcanza la cantidad de 305 trillones de dólares americanos. Incluye la deuda pública (39 por ciento del total), la deuda privada no financiera (38 por ciento) y el 23 por ciento de deuda hipotecaria. El nivel de deuda, a pesar de haberse contraído por ocasión primera en 70 años sigue siendo alta, muy alta, en relación al PIB mundial alcanzando 247 por ciento según datos del FMI.
Las economías más “desarrolladas” son las que más deben y exceden sus deudas sus capacidades de pago. Se ha consentido la adquisición de deuda porque conviene a la industria financiera y bancaria global.
Basta con que un gobierno, una institución caiga para que las demás corran la gran posibilidad de seguir y ser anotados en la lista.
De esto no se habla, esto no se menciona y por ello no hay nación que pueda garantizar que lo que está sucediendo, si llega a no manejarse correctamente, pueda ocasionar que la primera ficha caiga y nadie más pueda contener el resto de las fichas que ya se tambalean.
Anotaría por último la conveniencia de que las naciones generen nuevas reglas para la economía global porque las que se han adoptado datan del siglo anterior y empresas financieras y gobiernos han abusado de los vacíos que estas reglas naturalmente presentan.
Intente usted jugar futbol hoy con las reglas vigentes en este deporte allá por 1944. Verá qué divertido.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Quadratín Quintana Roo
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